Page 59 - ses262
P. 59
058-061SESENTA 10/7/07 02:33 Página 59
recedor, el monarca castellano le deste- Al Cid, a pesar de sus espectacula- años de dura resistencia, tuvo que
rró. El Cid, entonces, deja a su esposa res victorias, desterrado en dos ocasio- abandonarse, ordenando el monarca
en el monasterio de San Pedro de Car- nes, se le miraba como símbolo de cas- castellano evacuar Valencia, al tiempo
deña, y se marcha en compañía de ticismo popular en clara oposición al que el cadáver del Cid fue trasladado al
otros caballeros castellanos afines con afrancesamiento señorial de la Corte, monasterio cisterciense de San Pedro
sus correspondientes mesnadas; des- consecuencia de la boda del monarca de Cardeña; sus restos mortales des-
pués de haber sido rechazado en Bar- castellano, en segundo enlace, con cansan actualmente en el interior de la
celona, el Cid encontró el respaldo Constanza de Borgoña. Lo confirma el Catedral de Burgos.
necesario en el reino taifa de Zaragoza, hecho de que a los nobles franceses El Cid tuvo tres hijos: don Diego, el
poniéndose al servicio del rey Ahmad I Raimundo y Enrique de Borgoña, el único hijo varón, que murió luchando
(1046-1082), de la dinastía Hud, jun- monarca castellano los casa con dos de ante las murallas de la ciudad manche-
to al cual combatió contra el Conde de sus hijas; al primero le concedió el ga de Consuegra (Toledo), y doña Elvira
Barcelona Berenguer Ramón II, “el Fra- condado de Galicia y al segundo el de y doña Sol, casadas en primeras nup-
tricida” (1082-1096), a quien venció e Portugal, en calidad de feudos de la cias con los condes de Carrión; pero no
hizo prisionero en dos ocasiones (Alme- corona. Paralelamente a la potencia- tuvieron mucha suerte con aquellos
nara,1082; y Tévar, 1090). ción del afrancesamiento por parte de enlaces, después, las hijas del Cid recu-
la corte castellana, incentivado por peran la honra al casarse, en segundas
Constanza, Alfonso VI logra sacar de la nupcias, con los infantes de Navarra y
ciudad de Sevilla los restos de San Isi- Cataluña, Ramiro, hijo de Sancho Gar-
doro, símbolo de las grandezas visigo- cés IV, y el conde de Barcelona Ramón
das de Hispania, para sepultarlos en el Berenguer III, respectivamente.
homónimo templo que ya estaba cons-
truyéndose en la ciudad de León. El COMIENZA LA LEYENDA
respeto, sin embargo, por parte del
monarca castellano hacia las culturas Hasta aquí, la historia, confirmada
de la España medieval, se puso de por las fuentes escritas de las crónicas
manifiesto al contraer por séptimo y de la época. Pero en el Cid, como per-
último enlace matrimonio con la bella sonaje emblemático de la mitología
hispano-musulmana Zaida, de Sevilla. medieval hispana, gravita también la
En la ciudad de Valencia, un levan- leyenda, basada en gran parte en el
tamiento popular destronó y dio muer- anónimo “Cantar de Mio Cid”; parte de
te a Alcádir, amigo personal del Cid, la cual, la relacionada con los caminos
motivando la toma de la capital levan- del destierro de don Rodrigo. De Vivar
tina por don Rodrigo, tras un largo ase- (Burgos) a tierras alicantinas, los sen-
dio iniciado en junio de 1093 y culmi- deros de los dos Caminos del Destierro
nado en enero de 1094, con ello impi- del Cid se desarrollan a lo largo de 96
dió el Cid la expansión almorávide localidades de la geografía hispana,
hacia el nordeste peninsular. El Cam- pertenecientes a cuatro Comunidades
peador, tras haber ejercido como pri- Autónomas (Castilla y León, Castilla-La
mer alcaide cristiano de las villas de Mancha, Aragón y la Comunidad Valen-
Berlanga de Duero, Gormaz y Langa de ciana), y cuyo salvoconducto ya puede
Duero –todas ellas, al sur de la provin- sellarse en 58 municipios; el último en
cia de Soria-, vivió como soberano en incorporarse ha sido la villa de Orihue-
su querida ciudad de Valencia, aunque la (Alicante).
reconociéndose su vasallaje a Castilla. Fue en tierras sorianas, concreta-
A su muerte (1099), a doña Jimena, su mente en la localidad de Fresno de
viuda, le ocupó la responsabilidad de Caracena, donde, en 1207, un tal Pere
gobernar la capital levantina, y, ante el Abat, clérigo y vecino de esta locali-
feroz ataque de los almorávides, no dad, crea la más sublime obra literaria
dudó en solicitar ayuda a Alfonso VI, de los relatos épicos hispanos medie-
“Ego su derico” (yo soy Rodrigo); asi reza el para poder romper el asedio; pero fue vales: el “Cantar de Mio Cid”, siendo
cartel anunciandor de toda la Ruta del Cid. imposible, y la plaza, después de tres éste, por tanto, el autor, y no el copis-
Sesenta ymás 59