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Situaciones y momentos, puntuales o permanentes, de dependencia, discapacidad,
relacionados con la salud, y de barreras a distintos niveles, constituyen límites en esos
proyectos de vida que hacen precisa una herramienta de apoyo. Precisamente la Asistencia
Personal se constituye como un modelo de apoyo centrado en eliminar dichas barreras, y
proporcionar así una mayor autonomía, independencia e igualdad de oportunidades. De esta
forma, y a través de un apoyo personalizado, centrado y dirigido por la propia persona, se
trata de alcanzar el objetivo fundamental para la persona, para ser quien quiere llegar a ser,
desarrollar su vida del modo en que la desea llevar, tomando en todo momento las propias
decisiones y dirigiendo las riendas desde una perspectiva activa y protagonista.
Históricamente, se trata de un servicio basado en la corriente de la filosofía de vida
independiente, consolidado como Derecho Humano en la Convención de la ONU sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006, cuyo germen se ubica en torno a la
década de los sesenta, y que aterriza en España en los albores de siglo XXI. Se sitúa como
prestación económica dentro del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia
desde el año 2006, pero aún a día de hoy, se enfrenta al reto del desconocimiento todavía
existente en torno a la figura. Prueba de ello es que, a fecha de mayo de 2019, apenas
supone el 1% de las prestaciones del SAAD a nivel nacional, y tan sólo las comunidades de
País Vasco (5.411) y Castilla y León (1.053) superan el millar de prestaciones en sus
territorios, dato que denota y deja entrever el avance y desarrollo dispar que tiene el servicio.
La Asistencia Personal se plantea
como una alternativa a otros servicios y se
posiciona como un actor nuevo y
diferenciado en el catálogo de prestaciones
y modelos de atención, muy concreto y con
un objetivo muy particular. Supone y
representa un nuevo diseño de servicios
sociales en el que predomina, por encima de
todo, la independencia y el papel activo de la
persona en el ejercicio de sus derechos y de su proyecto de vida. Se define como un formato
de ayuda entre personas regulado por un contrato profesional, en el que la persona usuaria
recibe la asistencia y los apoyos en las tareas que ella misma define, en los espacios y en los
momentos en que lo necesita. Rompe de esta forma con modelos pre-establecidos y plantea
una vocación orientada hacia la dimensión comunitaria, fomentando y potenciando la vivencia
del ocio, del desempeño familiar y el crecimiento personal y profesional en el medio externo.
Desdibuja las dificultades y las barreras en el entorno por medio de un apoyo cuya innovación
Newsletter CREER Nº 89 Mayo 2019 ~ 4 ~