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Los recientes estudios sobre el colectivo del alumnado con Enfermedades
Minoritarias ponen de manifiesto que tienen necesidades sanitarias, sociales y
educativas (Fernández Hawrylak, M. Revista Inclusión Educativa. Volumen 7 nº3).

Las Enfermedades Raras son un desafío para la sociedad que requiere
intervenciones interdisciplinares para abordar su impacto sobre los niños y sus familias
(Castro, A. García-Ruiz, R. Revista: REICE).

En referencia a la población en edad escolar, una quinta parte está escolarizada en
Centros de Educación Especial (FEDER, Estudio ENSERio).

Es cierto, que en muchas ocasiones los menores que tienen una Enfermedad Rara
llevan asociadas estas necesidades, pero no olvidemos que ante todo son niños/as y
tienen las mismas necesidades que los demás.

Por lo tanto, busquemos un equilibrio adecuado para todos ellos y aprovechemos
los beneficios que nos ofrece el juego.

A los niños, el juego les va a ayudar a liberarse de sus problemas, inquietudes y
cansancio. Les prepara para el dominio de las funciones fisiológicas y psicológicas ya que
tiene una función expresiva a nivel consciente pero también canaliza conflictos
inconscientes. Y por supuesto destacar la función social del juego, relación con iguales,
con adultos,…

Para nosotros, los adultos o profesionales que trabajamos con menores con una
ER, el juego se convierte en una extraordinaria metodología de trabajo que nos bridan
amplias oportunidades de desarrollo y aprendizaje. El juego no es algo exclusivo de una
etapa o edad, tampoco hace referencia a un aspecto o área de trabajo, sino que a través
de él podemos abarcar las diferentes etapas del desarrollo evolutivo y favorecer el
desarrollo de aspectos motores, cognitivos, sensoriales, sociales, comunicativos,
conductuales.

Educar, crecer, avanzar de forma integral no está relacionado únicamente con el
esfuerzo, el trabajo, la dedicación, sesiones,… Sino que también tiene un papel importante
la creatividad, la imaginación, la fantasía, lo emocional,el JUEGO.

Por todo lo anteriormente expuesto, consideramos que el juego es fundamental
para los menores, entonces no es una pérdida de tiempo. Por lo tanto, dejemos tiempo a
los niños con Enfermedad Rara para que puedan JUGAR.

Las maestras del CREER queremos añadir una nueva palabra a sus necesidades:
“Estos niños tienen necesidades sanitarias, sociales, educativas,... y de JUEGO.

Newsletter CREER Nº 55 Noviembre, Diciembre 2015-Enero 2016
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