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SIN LÍMITES
mis necesidades. Fue uno de los mejores años que he tenido en el sur, la experiencia
fue increíble y un gesto que nunca sabré como agradecerle a tan grandiosa persona y
mejor profesional que nuca olvidaré.
Años más tarde nos mudamos a un pueblo de Cádiz donde la situación fue distinta.
Los profesores no estaban preparados para una persona con mis handicaps. Desde
mi punto de vista veían mi potencial pero no mis limitaciones, solo unos pocos vieron
mis capacidades. Me pusieron a prueba, me ayudaron a aumentarlas y reforzar mis
bases académicas. Con respecto a los profesores con los que no lograba tener un
entendimiento, intenté demostrarles que tener discapacidad no significa ser un mueble.
Podía tardar más o menos en adquirir una serie de conocimientos pero lo lograba que
es lo realmente importante. Aunque debo decir que a nivel emocional lo más duro para
mí fue, por ejemplo, perderte salidas escolares porque un dichoso autobús adaptado
cuesta casi el doble que uno normal… no era ni es justo. Son este tipo de situaciones
las que siempre me hicieron perder la paciencia y las que probablemente más daño
puede llegar a hacer. Suerte que mi madre era una mujer luchadora y me llevaba ella
cada vez que podía.
La cosa no acaba ahí. En el pueblo donde vivimos actualmente, mi madre peleó con
quien se terciaba para que yo recibiera las atenciones que necesitará a la hora de
estudiar (para ser exactos peleó para que me hiciesen una adaptación curricular) lo que
costó varios cursos escolares conseguir, hasta 3 de la ESO. Repetí 1º y 3º de eso con
sus múltiples ejercicios de verano entregados, hace unos años le vi lo bueno a aquella
situación y es que pase más tiempo con ella estudiando, aprendiendo y compartiendo
momentos que fueron solo nuestros.
Conforme fuí adquiriendo independencia mi madre pudo aprovechar y tomarse tiempo
para ella. Su forma de pasar sus ratos libres era colaborar con la asociación de
discapacitados del pueblo ya fuera como voluntaria de la misma ayudando a montar un
mercadillo para recaudar fondos.
Por si fuera poco también se apuntó a la asociación de mujeres del pueblo las ayudó
de manera intensiva ya fuera ayudando a recaudar fondos colaborando en las comidas
ya fuese montando mesas haciendo de camarera. En varios carnavales participó en las
chirigotas cuyas letras en ocasiones me aprendía yo antes que ella.
Gracias por llegar hasta aquí. Este artículo ha sido posible gracias a la mujer más
luchadora que estos han visto jamás… ¡Gracias mama!
José María Siso Vega, Alumno del CRMF-SF - IMSERSO
San Fernando
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