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A fondo
LA HISTORIA DE VIRGINIA CASTELLÓ
Una experiencia con un diagnóstico irreversible. El cáncer que
padeció su querida amiga, cuñada y hermana Marianela lo cambió
todo. Cinco años a su lado. Con sus tardes y sus noches. Las batas
blancas pasando por los pasillos del hospital. El ruido estridente de
los monitores, el silencio de la sala de espera. Los rostros cabizbajos
y realistas. Y una imagen que a Virginia le hizo pensar y después
actuar. “Observaba todo lo que sucedía en la planta de oncología
como eran las visitas de los familiares de los enfermos, las entradas y
salidas de médicos dando buenas y malas noticias, más de una vez vi,
como trasladaban los cuerpos de los pacientes fallecidos cubiertos
por las mantas blancas del hospital, gritos de dolor de los pacientes
porque no hacía efecto la morfina, las visitas del padre para dar la
unción a los enfermos, desesperación y llantos de los familiares,
personal sanitario con estrés, en conclusión respiraba todas las
vivencias de dolor y sufrimiento con tanta desesperación…”.
Era difícil pensar que Virginia cambiase cualquiera de las noches
de risas, películas e intercambio de recetas – aunque también
había momentos tristes con largos paseos- por una mañana de
diagnósticos, pruebas y consuelos. Pero lo hizo. Se presentaron en
la habitación unas voluntarias de la AECC (Asociación Española
Contra el Cáncer) y encontró la respuesta a esa imagen que tanto
la imponía del hospital.
El 14 de Junio del año 2010 Marianela se durmió para siempre.
Días antes Virginia decidió acompañar el sueño de su familiar de ser atendido por profesionales
poniéndola su canción favorita a través de sus auriculares. La sanitarios y, por qué no, por cier-
respuesta fue inmediata sobre unas mejillas que se humedecieron tas dosis de música”. Al final, uno
con lágrimas que rodaban agradeciendo un momento mágico, tiene que ofrecer al mundo lo que
único, irrepetible. Fue la mejor despedida posible. La mejor caricia. sabe hacer. “Si llevo toda la vida
con el violín, ¿por qué no voy a
Ocho meses después, Virginia comenzó como voluntaria en AECC poder ofrecer una muestra de ello
y Fundación Aladina, acompañando a pacientes y familiares. en un hospital? A mí me parece
“Recuerdo la experiencia que tuve con Vera Lucía, una paciente toda una experiencia, siempre que
brasileña que tenía como única compañía su bandera colgada en sea bien recibida”. Artistas como
su habitación. La ofrecí escuchar a Caetano Veloso y le puse la Carlos Núñez, Rosario Flores, Ro-
canción Pequeño Leonciño, una de mis canciones preferidas”. La zalén, José Mercé también han
cara de Vera Lucía se convirtió en una sonrisa permanente con colaborado con Música en Vena.
evidentes beneficios para su salud. En total, más de 44.000 pacientes
Llevar la música a los niños que están en el hospital Gregorio y familiares se han visto beneficia-
Marañón y Niño Jesús fue mucho más que jugar con las ideas. Allí dos en seis años en la red hospita-
llevaba su cuatro (instrumento típico de Venezuela de 4 cuerdas, laria pública de la Comunidad de
parecido al ukelele) las maracas, los cascabeles para crear un Madrid y Barcelona.
concierto, un ambiente, un estado emocional, la felicidad presente. PROYECTO MIR
La sala se quedó pequeña. Había nacido “Música en Vena”. El primer El proyecto Músicos Internos Re-
“concierto” lo celebraron en el Hospital Puerta de Hierro para los sidentes ha sido ideado por la
pacientes de oncología. Hubo un segundo, un tercero… asociación sin ánimo de lucro Mú-
sica en Vena con la colaboración
22 60 y más • agosto 2019