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| MAYORES HOY
oficiales del Ayuntamiento; otro
más corto, es para anunciar las
pérdidas de objetos de valor.
Y en cuanto a las campanas se
refiere, viene a ser algo similar,
aunque, como ya he dicho antes,
el sonido de las campanas lleva
un mensaje más triste para el ciu­
dadano. Es un dato significativo
que la gran mayoría de las perso­
nas mayores conocen al dedillo
todos y cada uno de los toques,
tanto de corneta como de cam­
panas”.

¿Recibe afectos o rechazos su pre-
sencia?

La gente siempre muestra señales
de afecto; las personas foráneas,
al no haber visto antes nadie de­
sempeñando una actividad si­
milar a la mía, noto que quedan
absortos contemplando mi tra­
bajo, de principio a fin. Después,
advierto que se generan corrillos
conversando entre sí los natura­
les de la ciudad con los foráneos,
dando lugar a un motivo de cor­
dialidad entre ambos colectivos.
Y todo esto es de agradecer.

¿Ha vivido alguna situación de
miedo?

No. Afortunadamente. En nin­
gún momento. Todo lo con­
trario, las personas de ésta, mi tar la plaza de Sant Joan, uno de siempre acostumbran acudir a la
querida ciudad, siempre me han los espacios más agradables de cita asomándose al balcón tres
arropado. Solsona, en pendiente, y callada, señoras mayores, y me saludan
donde el clamor del agua de la cordialmente; a estas agradables
¿Hay algún sector urbano de la fuente se convierte en un agra­ señoras las he bautizado como
ciudad en donde se sienta más a dable clamor sólo roto por el “las tres Marías”.
gusto, y por qué? trinar de los pájaros; esta fuente
calmaba la sed de los animales ¿Cuáles han sido las noticias más
Toda la ciudad de Solsona trans­ de carga que llegaban en siglos gratificantes para la ciudad de
mite historia, monumentos, cul­ pasados a la ciudad portando Solsona, y cuáles las más negati-
tu ra y un saber estar por sus toda clase de mercaderías. Otro vas?
gentes. Pero en su casco antiguo lugar que me agrada recorrer ha­
gravitan rincones urbanos don­ ciendo mi cotidiano trabajo es la Entre las primeras, cuando se
de pasear por ellos, a pesar de calle Llobera, ya en el extremo hacen pregones de fiestas, de
haberlos recorrido en infinidad meridional de la población, al momentos agradables, de felici­
de ocasiones, siempre se sienten otro lado del río Negre, que tiene dad, cuando se convidan a pro­
unas sensaciones más especiales; un cruce, a extramuros del recin­ pios y extraños para participar
entre estos escenarios, podría ci­ to amurallado medieval, donde en festejos y todo cuanto signi­

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