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| ENTREVISTA
Consagrada actriz y viuda del dramaturgo Antonio Buero Vallejo
Victoria Rodríguez:
“Se siente el olvido y el desafecto
cuando la figura familiar se va…”
Olvido y desafecto, cuenta que le rodearon a ella y a su hijo Carlos tras la
muerte de Antonio Buero Vallejo, “la figura familiar”, insigne dramaturgo de
marcado acento social y político. A ella: Victoria Rodríguez, quien fue
una actriz consagrada antes de sus 41 años juntos, unidos humana y
profesionalmente. “Ahora –dice sin atisbo de ira– ya no importa,
cuando ha existido una vida en común intensa, y en la
memoria se agolpan incontables emociones, increíbles
experiencias y momentos especiales por recordar y acariciar”.
Texto: Rosa López Moraleda
Fotos: Archivo familiar/M. A. Tirado
acida en 1931, “quince años Amigos de Miguel Hernández aún si cabe su abierta y natural
N más joven que él (Buero sonrisa.
Vallejo), ¡no es tanto!”, Victoria Porque privilegio es, asimismo, re-
Rodríguez ya era una actriz de re- vivir tantos y tantos recuerdos, es- Victoria parece pertenecer a ese
nombre en el siempre difícil mun- trenos, amistades en común como grupo reducido de mujeres sin
do del teatro de la época. Corrían ambos mantuvieron (“¡imposible edad, como son aquellas de quie-
años duros y escasos en libertades enumerarlos!”), como con Mi- nes no por mucho tratar de intuir
y el teatro, más que el cine u otras guel Hernández y del que Buero sus años se acierta en su crono-
artes, propiciaba la empatía y una (“Antonio también fue pintor”) logía. Más bien al contrario. Una
especial proximidad al pálpito de le haría un retrato a carboncillo mujer quien, tanto con su imagen
la calle, “con más de una licencia cuando compartían cárcel (“se co- física como en su organización
en clave reivindicativa”, algo en nocieron en Benicásim”). Ahora mental, ofrece sobradas muestras
lo que las obras de su marido fue luce en su esplendor en la pared de que el paso del tiempo no le ha
su nota dominante. más visible y con todos los hono- sido hostil, ni lo implacable que
res (“¡Precisamente hace ahora su de cotidiano lo es para el común
Estar cerca de Victoria y platicar, aniversario: los cien años de su na- de los mortales, sino que ha sido
inevitablemente es hablar de Bue- cimiento”) en su entrañable salón, muy generoso, pasando a su lado
ro y su universo compartido; ella trufado hasta las cachas de libros de soslayo o de puntillas, a hurta-
actriz, él escritor: el más popular e iconos: autoretratos, fotos junto dillas casi. Y, todavía hoy, conser-
de nuestros dramaturgos patrios a otros autores, otras de estrenos va intacta su viveza y esa peculiar
durante la dictadura del anterior y ensayos teatrales (“esta es la que soltura de quien tantos años de
régimen. Sin duda, uno de nues- más me gusta: mi favorita”, pun- oficio consumió en los escena-
tros más notables escritores del tualiza), su variopinta colección rios: una fluidez verbal y esa im-
pasado siglo XX y quizás, o mejor de pipas… “Porque sabes que An- postación de voz, que únicamen-
seguro, el más sólido y admirado tonio era un gran coleccionista y te dan las tablas, (“¡nunca mejor
autor teatral del último medio si- fumador”, remacha ella, Victoria, dicho!”), como es su caso… (in-
glo en nuestro país. Un lujazo. mientras a un tiempo amplía más sisto)
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