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Reportaje LA VENDIMIA
ella, además, la cera y el polen; o el malévolos su obra, mientras rechaza- te su familia. El recién llegado al
escultor que da vida a un capitel de ba cualquier intento de diálogo por pueblo vió con el mayor afecto al
un bloque compacto de piedra caliza, parte de quienes hasta ella se atreví- pequeño, no dudando en entregarle
sin olvidarnos del cestero, calderero, an a llegar para pedirle ayuda. De una cruz templaria que colgó en el
fabricantes de cuerdas, de instru- pronto se presentó en el pueblo un pecho del joven, y con la cual debe-
mentos musicales, bastones, útiles y hombre, de mediana edad, que, a ría ir a ver a la bruja. Y así lo hizo a
herramientas del campo, el alfarero modo de juglar o trovador, transmitía la jornada siguiente. La maga, al ver
que trabaja con torno de pie, dando serenidad e ilusión, afirmando que al pequeño acercarse estuvo a punto
vida a los cuatro elementos para cre- era capaz de vencer las fuerzas del de destruirle con su guadaña; pero,
ar, en barro ahumado, fascinantes mal; pero nadie le creyó, riéndose de cuando contempló el crucifijo que
objetos necesarios para la vida coti- sus palabras e ignorando sus mensa- colgaba de su pecho, quedó extasia-
diana, además de otros puramente jes de aliento. Sólo una persona, se da y una luz intensa le cegó los ojos,
ornamentales, el alpargatero que acercó a él para escuchar su mensa- y se rompió el maleficio; la bruja con-
cose con afilada aguja la suela de je; era un niño de unos doce años, denada al infierno, desapareció de la
unas espardenyes –zapatillas de los que tenía a sus padres enfermos y faz de la tierra, mientras que los cam-
campesinos-, etc. etc. con poca posibilidad de salir adelan- pos, entonces yermos, comenzaban a
UN LAMENTO QUE ROMPE EL SILENCIO
Subiendo las acusadas pendientes
de las calles y mirando, al mismo
tiempo, algunas de las interesantes
fachadas –como la del Celler Soler
Gibert, que exhibe un artístico esgra-
fiado-, se llega a la plaza en donde se
hallaba el Ayuntamiento antiguo. Allí
se puede asistir una sobrecogedora
escenificación, en la que una persona
mayor de la localidad, quien, sentada
en una silla y asido a un bastón,
comienza a narrar una bella historia,
que venía a decir lo siguiente: “Hace
mucho tiempo, tanto que no logro
acordarme, en esta población de
Artés todo el mundo era feliz. Duran-
te los meses otoñales, la mayoría de
las familias participaban en las tare-
as de la vendimia. Pero, por un male-
ficio lanzado por una bruja, aquella
felicidad se cambió en tristeza, la vid
cayó en una terrible enfermedad y
nada parecía que iba a cambiar aquel
oscuro pesar; los campos quedaron
abandonados, muchas familias se
empobrecieron, y otras obligadas a
dejar sus casas y propiedades, ante la
Vecinos de la comarca del Bagés y visitantes
desgracia. La bruja, mientras tanto,
disfrutan de una fiesta que recrea una
estaba bien instalada, y desde un
celebración ancestral.
lugar privilegiado admiraba con ojos
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