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miento, ajustándolo a las necesida-
des de cada paciente, tanto en la
duración como en las dosis, algo
especialmente interesante en los
casos de infección por genotipo 1”.
En términos generales, los pacien-
tes “no respondedores” están infec-
tados por el genotipo 1 del virus de
la hepatitis C, el más común en
Europa y Norteamérica, con el 70%
de las infecciones registradas. Ade- Málaga y especialista en enferme-
más suelen ser personas mayores,
con más años de evolución y/ o
La hepatitis C en cifras
• El virus de la hepatitis C
(VHC) afecta a unos 170 millo-
nes de personas en el mundo, de
los que cinco millones son euro-
peos. En España, se estima que
en torno al 2% de la población
general, más de 800.000 perso-
nas, está infectada por el VHC.
• La hepatitis C se ha conver- hepatitis C es conocida como la
tido en un problema de salud
pública, ya que cada año se
registran unos cuatro millones de dos pueden portar el virus duran-
casos nuevos en todo el mundo.
El virus de la hepatitis C es la
principal causa de trasplante
hepático y es responsable de
siete de cada diez casos de
hepatitis crónica, del 20% de los presencia de anticuerpos de
casos de cirrosis y del 70% del
cáncer de hígado diagnosticado.
• La hepatitis es una inflama- hol.
ción del hígado producida por un
virus de gran diversidad en su
secuencia y su estructura.
Actualmente existen seis grupos
genéticos (genotipos) y varios
subtipos, establecidos según la
evolución del virus C en un área el VHC, cifra que se eleva hasta
geográfica determinada. Así, el
genotipo1, el más frecuente y
cirrosis hepática establecida, como
explicó la doctora María Buti, espe-
cialista del Servicio de Hepatología
del Hospital Vall d’Hebron de Bar-
celona y moderadora del simposio.
El tratamiento del futuro
Por su parte, el doctor Raúl Andra-
de, profesor de la Universidad de
dades digestivas y hepatología del
Hospital Clínico Universitario Vir-
difícil de tratar es europeo, mien-
tras que el genotipo 3 es más fre-
cuente en el sudeste asiático.
• El VHC se transmite por vía
parenteral (hemoderivados no
inactivados, transfusiones, con-
sumo de drogas por vía intrave-
nosa, tatuajes y piercings). La
“enfermedad silenciosa” ya que
cursa sin síntomas y los afecta-
te años e incluso décadas.
• La evolución de la enferme-
dad está condicionada por el
momento y la forma de contagio,
el sexo, el genotipo del virus, la
hepatitis B o de otras enferme-
dades virales y el abuso del alco-
• Los usuarios de drogas intra-
venosas son una población de
alto riesgo para la infección por
el virus de la hepatitis C. Los
expertos estiman que el 82% de
este colectivo está infectado por
el 90% en el caso de los pacien-
tes con VIH.
gen de la Victoria de Málaga, anali-
zó en este simposio las vías de tra-
tamiento de los inhibidores de la
proteasa. En opinión de los exper-
tos, estas nuevas terapias podrían
potenciar la seguridad, eficacia y
tolerabilidad de los tratamientos
contra el virus C, en un momento
en el que se hace necesario desa-
rrollar nuevos fármacos capaces de
no generar resistencias y en el que
se hace imprescindible abrir nuevas
vías de tratamiento para atender a
una población de pacientes no res-
pondedores y/o coinfectados por el
VIH que va en aumento.
Según el doctor Andrade, “los
resultados preliminares de los
ensayos realizados con los inhibido-
res de la proteasa nos ponen de
manifiesto un futuro esperanzador
del tratamiento de la hepatitis C”.
“Aunque se trata de resultados pre-
liminares, la aprobación de los inhi-
bidores de la proteasa aportará a
los clínicos la posibilidad de tratar
a más pacientes de los que se tra-
tan en la actualidad debido a su
mejor perfil de seguridad”, explicó
el doctor Andrade. “Además, para
los pacientes será una terapia más
cómoda, ya que, frente a los trata-
mientos actuales de administración
subcutánea, los inhibidores de la
proteasa son de administración
oral”.
“En este sentido”, añadió este
experto, “la mayor eficacia, el
mejor perfil de seguridad y una for-
ma de administración más cómoda,
mejorará el cumplimiento del trata-
miento por parte de los pacientes”.
Los estudios clínicos desarrollados
hasta el momento muestran una
gran eficacia y tolerancia, en mono-
terapia, en combinación con pegin-
terferón alfa-2b con o sin ribavirina
añadida en tratamientos de 24 ó 48
semanas.
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