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— Piensa que el mobbing es un proble- buen acuerdo. Pero la persecución fue de despido de algunas empresas. Un
ma inevitable. feroz. Lo peor de todo, como cito en mi ejemplo sería el caso de Telefónica,
libro, es la recuperación de la persona, que no hace mucho despidió un 20%
No, realmente pienso todo lo con- una vez que te has despedido de la de la plantilla de sus empleados,
trario. El prólogo de mi libro concluye empresa, y que se calcula que está en unos trabajadores con los que he con-
con estas palabras: “para terminar mis una media de dos años, aunque yo que versado y a los que he ofrecido mi
mejores deseos para todos aquellos colaboro como asesor de la asociación libro, y que han creado la plataforma
que lo padecen en el convencimiento contra el mobbing, Mobbing “Alto Ya antimobbing de empleados de telefó-
de que saldrán adelante en su lucha. para el Sur de Madrid”, he conocido nica. Pero insisto en que además de
Si yo lo conseguí ustedes también personas que llevan del orden de seis a los criterios empresariales existen
pueden hacerlo”. Es un mensaje opti- siete años para recuperarse. motivos personales en el acosador
mista y al mismo tiempo realista por- auspiciados por el inmediato supe-
que sé que va a costar mucho trabajo. — ¿Qué motiva la actuación del acosador? rior. En España hay dos millones de
Puede sonar a barbaridad, a exceso, trabajadores que padecen mobbing,
pero esto es una epidemia, no física, El principal motivo es crematísti- de ellos el 60% son de la Comunidad
sino social de carácter grave. Los pri- co, incluso forma parte de la política de Madrid y en toda la Unión Europea
meros casos que leí sobre el acoso psi-
cológico en la prensa española fueron Sesenta y más 55
en el año 2001 y desde entonces no
han dejado de aparecer noticias al res-
pecto, incluso hay semanas que reco-
pilo tres y cuatro noticias sobre el
tema.
— ¿Cómo padeció usted el mobbing?
El mobbing lo sufrí en la persona de
un director gerente, cuando yo trabaja-
ba como directivo, en los años setenta,
una época en la que ni se había tipifi-
cado el mobbing. Yo era el brazo dere-
cho de este directivo, de formación muy
escasa y con un complejo de inferiori-
dad tremendo, que empezó a perseguir-
me simplemente porque mi formación
no era la suya, ni mis ideas sobre el
negocio tampoco. Se sucedieron las
notas interiores, las zancadillas y el
cambio de puesto en dos ocasiones. He
de explicar que el objetivo del persegui-
dor es que te vayas voluntariamente de
la empresa y con los cuatro duros que
te pertenezcan. Una postura defendida
por Leymann, para quien lo primero
que tiene que hacer la víctima es pedir
la cuenta y marcharse, y que a mí no
me parece de recibo. Personalmente
tuve la enorme suerte de que después
de aguantar hasta un límite casi heroi-
co, pude alcanzar con la empresa un
ma inevitable. feroz. Lo peor de todo, como cito en mi ejemplo sería el caso de Telefónica,
libro, es la recuperación de la persona, que no hace mucho despidió un 20%
No, realmente pienso todo lo con- una vez que te has despedido de la de la plantilla de sus empleados,
trario. El prólogo de mi libro concluye empresa, y que se calcula que está en unos trabajadores con los que he con-
con estas palabras: “para terminar mis una media de dos años, aunque yo que versado y a los que he ofrecido mi
mejores deseos para todos aquellos colaboro como asesor de la asociación libro, y que han creado la plataforma
que lo padecen en el convencimiento contra el mobbing, Mobbing “Alto Ya antimobbing de empleados de telefó-
de que saldrán adelante en su lucha. para el Sur de Madrid”, he conocido nica. Pero insisto en que además de
Si yo lo conseguí ustedes también personas que llevan del orden de seis a los criterios empresariales existen
pueden hacerlo”. Es un mensaje opti- siete años para recuperarse. motivos personales en el acosador
mista y al mismo tiempo realista por- auspiciados por el inmediato supe-
que sé que va a costar mucho trabajo. — ¿Qué motiva la actuación del acosador? rior. En España hay dos millones de
Puede sonar a barbaridad, a exceso, trabajadores que padecen mobbing,
pero esto es una epidemia, no física, El principal motivo es crematísti- de ellos el 60% son de la Comunidad
sino social de carácter grave. Los pri- co, incluso forma parte de la política de Madrid y en toda la Unión Europea
meros casos que leí sobre el acoso psi-
cológico en la prensa española fueron Sesenta y más 55
en el año 2001 y desde entonces no
han dejado de aparecer noticias al res-
pecto, incluso hay semanas que reco-
pilo tres y cuatro noticias sobre el
tema.
— ¿Cómo padeció usted el mobbing?
El mobbing lo sufrí en la persona de
un director gerente, cuando yo trabaja-
ba como directivo, en los años setenta,
una época en la que ni se había tipifi-
cado el mobbing. Yo era el brazo dere-
cho de este directivo, de formación muy
escasa y con un complejo de inferiori-
dad tremendo, que empezó a perseguir-
me simplemente porque mi formación
no era la suya, ni mis ideas sobre el
negocio tampoco. Se sucedieron las
notas interiores, las zancadillas y el
cambio de puesto en dos ocasiones. He
de explicar que el objetivo del persegui-
dor es que te vayas voluntariamente de
la empresa y con los cuatro duros que
te pertenezcan. Una postura defendida
por Leymann, para quien lo primero
que tiene que hacer la víctima es pedir
la cuenta y marcharse, y que a mí no
me parece de recibo. Personalmente
tuve la enorme suerte de que después
de aguantar hasta un límite casi heroi-
co, pude alcanzar con la empresa un