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Se puede aplicar en diferentes enfermedades raras como: Staxias, Demencia
Frontotemporal, Arnold Chiari, Siringomielia, Síndrome de Cockayne, Atrofia
olivopontocerebelosa, Atrofia Multisistémica Progresiva, Degeneración Corticobasal
Gangliónica… así como en patologías más comunes como: Traumatismo Cráneo-
Encefálico (TCE), Tetraplejía o Paraplejía, Parkinson, hemiplejías, Esclerosis Múltiple,
ACV…
En este método destaca la implicación del paciente en la intervención terapéutica.
Se considera al movimiento no como una simple contracción muscular sino como
resultado de una activación compleja que nace en el cerebro.
Así, el paciente debe aprender todo lo necesario para volver a organizar su
esquema cerebral, interviniendo en esta reorganización procesos motores, sensitivos y
cognitivos, los mismos procesos que utiliza cualquier persona en situación de aprendizaje.
En todo ejercicio planteado se deberá: proponer un problema cognitivo, elaborar
una hipótesis perceptiva por parte del paciente y activar una serie de operaciones
mentales: comparación y control.
Debe respetarse la adecuada progresión del aprendizaje, según el estado evolutivo
del paciente y buscar un nivel de dificultad apropiado a cada persona, haciéndose
necesaria una valoración exhaustiva de los problemas y las capacidades del paciente
antes de cualquier intervención, con objeto de comprender las funciones que han sido
alteradas por la lesión y hacer una hipótesis sobre la medida en que podrían recuperarse.
El terapeuta programará los ejercicios que se vayan a utilizar y se planteará
modificaciones con el fin de objetivar si los ejercicios propuestos están mejorando el
estado del paciente o no, en base a ello deberán tomarse decisiones en relación a la
necesidad de seguir haciendo los mismos ejercicios, introducir otros nuevos modificar los
actuales, etc.
En el método Perfetti se distinguen tres grados de ejercicios: los ejercicios de
primer grado en los que se trabajan los problemas asociados a la espasticidad, y se
pretende que el paciente controle la relajación muscular de modo selectivo.
Se pueden hacer ejercicios de reconocimiento cinestésico (movilizar al paciente
mientras está atento a la posición de sus articulaciones en cada momento).
Estos ejercicios permiten el control sobre la reacción al estiramiento, la
recuperación de la sensibilidad la adquisición y el mantenimiento de esquemas motores
correctos, mejorar trastornos de la atención y la aparición de contracciones musculares de
tipo “voluntario.
Newsletter CREER Nº 61 Julio-Agosto 2016 ~2~
Frontotemporal, Arnold Chiari, Siringomielia, Síndrome de Cockayne, Atrofia
olivopontocerebelosa, Atrofia Multisistémica Progresiva, Degeneración Corticobasal
Gangliónica… así como en patologías más comunes como: Traumatismo Cráneo-
Encefálico (TCE), Tetraplejía o Paraplejía, Parkinson, hemiplejías, Esclerosis Múltiple,
ACV…
En este método destaca la implicación del paciente en la intervención terapéutica.
Se considera al movimiento no como una simple contracción muscular sino como
resultado de una activación compleja que nace en el cerebro.
Así, el paciente debe aprender todo lo necesario para volver a organizar su
esquema cerebral, interviniendo en esta reorganización procesos motores, sensitivos y
cognitivos, los mismos procesos que utiliza cualquier persona en situación de aprendizaje.
En todo ejercicio planteado se deberá: proponer un problema cognitivo, elaborar
una hipótesis perceptiva por parte del paciente y activar una serie de operaciones
mentales: comparación y control.
Debe respetarse la adecuada progresión del aprendizaje, según el estado evolutivo
del paciente y buscar un nivel de dificultad apropiado a cada persona, haciéndose
necesaria una valoración exhaustiva de los problemas y las capacidades del paciente
antes de cualquier intervención, con objeto de comprender las funciones que han sido
alteradas por la lesión y hacer una hipótesis sobre la medida en que podrían recuperarse.
El terapeuta programará los ejercicios que se vayan a utilizar y se planteará
modificaciones con el fin de objetivar si los ejercicios propuestos están mejorando el
estado del paciente o no, en base a ello deberán tomarse decisiones en relación a la
necesidad de seguir haciendo los mismos ejercicios, introducir otros nuevos modificar los
actuales, etc.
En el método Perfetti se distinguen tres grados de ejercicios: los ejercicios de
primer grado en los que se trabajan los problemas asociados a la espasticidad, y se
pretende que el paciente controle la relajación muscular de modo selectivo.
Se pueden hacer ejercicios de reconocimiento cinestésico (movilizar al paciente
mientras está atento a la posición de sus articulaciones en cada momento).
Estos ejercicios permiten el control sobre la reacción al estiramiento, la
recuperación de la sensibilidad la adquisición y el mantenimiento de esquemas motores
correctos, mejorar trastornos de la atención y la aparición de contracciones musculares de
tipo “voluntario.
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