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Op i n i ó n

La construcción social de la vejez

Texto y foto | Victoria Camps [Catedrática de filosofía moral y política
y presidenta del Comité de Bioética de España]

Llevamos pocos años desde el inicio de un nuevo siglo. Es una les es posible darle al envejecimiento el valor que merece y que 43
ocasión para poner la proa hacia temas imprescindibles y el dignifica al conjunto de la sociedad. En el modo de tratar a los
envejecimiento es uno de ellos. Es un fenómeno problemáti- mayores, la sociedad se retrata. Para abordar el significado que
co, incómodo y contradictorio: la población envejece de modo el envejecimiento debe tener, para abordar la construcción so-
exponencial, pero los tiempos que corren
siguen rindiendo culto a la juventud. Eludir cial de la vejez, el mejor método es señalar
la cuestión, por otra parte, solo es signo de qué rasgos de nuestra sociedad contribu-
cobardía y escasa inteligencia. Si la espe- yen a degradar el envejecimiento en lugar
ranza de vida aumenta y hay más ancia- de dignificarlo.
nos que nunca, es forzoso preguntarse qué
debe significar el envejecimiento hoy. Digo Voy a referirme sólo a uno de ellos, del que
qué debe significar, no qué significa. Lo que derivan otros muchos. Quiero destacar el
significa de hecho, lo sabemos: invisibili- rechazo de cada individuo y de la sociedad
dad, peor calidad de vida, soledad, miedo. en su conjunto a mirar de frente el envejeci-
¿Qué debería significar? miento, la voluntad de ocultar e ignorar que
eso está ahí. Puesto que a nadie le gusta
La vejez no es lo que era. Nuestras referen- hacerse mayor, puesto que envejecer es un
cias están desfasadas. Por ejemplo, la fron- estigma en la era de la imagen, a la vejez
tera que marca el paso a la vejez sigue estando en los sesenta y hay que disfrazarla para que no parezca lo
cinco años. ¿Quién se siente viejo a esa edad? Aun cuando siga que es. Disfrazarla significa no aceptar las limitaciones y, lo que
siendo la edad de la jubilación (65 o 67, importa poco ahora), es peor, no prepararse para afrontarlas. Está bien condenar el
¿por qué la jubilación tiene que marcar un tránsito hacia la sa- “ageísmo”, está bien no convertir la vejez en una enfermedad
lida (o exclusión) de muchas cosas? Los ancianos pertenecen porque no lo es. Pero ello no equivale a negar que la vida tiene
a las “clases pasivas”, ¿en qué sentido? Precisamente, nues- límites. La medicina debe ayudar a los mayores, no engañarles.
tra lengua denomina “jubilarse”, que viene de júbilo, a lo que
otras lenguas llaman “retirarse”. Un término positivo ¿por qué “La sabiduría para un viejo consiste en aceptar resignadamente
no aprovecharlo? Es inadecuado seguir entendiendo esa nueva los propios límites. Pero, para aceptarlos, hay que conocerlos. Para
etapa como el paso a un estatus “periférico”, en lugar de verla conocerlos, hay que buscar alguna razón que los justifique. No he
como el comienzo de una forma de vivir o una actividad distinta llegado a ser un sabio”. Son las palabras de un sabio, Norberto
y positiva por lo que puede tener de voluntaria, liberadora, apa- Bobbio, que no consiguió ese grado de sabiduría que consiste
ciguadora en medio del frenesí imperante. en aceptar los límites de la vejez. Es cierto que nada ayuda en
nuestro mundo a aceptar limitaciones. La autonomía personal es
No seamos ingenuos. No se trata de encomiar a Cicerón y com- el valor más preciado, y las limitaciones la reducen. Incluso la ley
placerse con los valores abstractos del envejecimiento: expe- de la dependencia se disfrazó de autonomía y se la llamó “Ley de
riencia, tranquilidad, descanso, sensatez. Seamos realistas. Si es promoción de la autonomía personal”. Sí, hay que sacarle partido
incómodo enfrentarse a la vejez es porque acarrea una serie de a la autonomía, el máximo posible. Pero no olvidemos que somos
desventajas a las que hay que llamar por su nombre. El envejeci- finitos y limitados. Busquemos la dignidad en las limitaciones.
miento trae consigo achaques, enfermedades, atrofias, soledad, Eduquemos desde el principio para aceptarlas en la propia perso-
dependencia. Hoy la ciencia y la técnica proporcionan medios na y en la de los demás. Sigamos a Rita Levi Montalcini cuando
para atenuar las desventajas de la vejez. Pero no todo depende afirma: “no debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado,
del desarrollo tecnológico. Como tantos otros fenómenos, la ve- sino haciendo planes para el tiempo que nos queda”.
jez se construye socialmente. Desde los comportamientos socia-

ENLACE EN RED 20 VICTORIA CAMPS

Victoria Camps es catedrática de filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre 1993 y 1996 fue
senadora socialista, en cuya candidatura participó como independiente.

Es autora de numerosas publicaciones; entre sus libros destacamos “Virtudes públicas”, “Una vida de calidad”, “La voluntad de
vivir”, “Creer en la educación” y su última obra “El gobierno de las emociones” publicada en 2011.
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