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CARTAS |

        Tengo miedo





        Quiero y tengo miedo, la verdad es  queña  casa  donde  hacías  vestidos  que mi soledad me atormente en ese
        que lo tengo muy fácil, pues sola-  de papel a tu vieja muñeca de trapo  lugar donde vivimos esa deliciosa
        mente tengo que subir al coche el  y me quedaré junto a tu vieja casa  época de nuestra vida.
        día que yo quiera y a la hora que  recordando tu aldea con los cam-  Volveré también a nuestro piso jun-
        quiera, me es igual, pues dispon-  pos y lugares que viviste tú, te re-  to el mar donde, en su terraza las
        go de todo el tiempo para mí, pero  cordaré siempre a ti.            noches de luna, nos quedábamos
        tengo miedo de que mi soledad me   Seguiré hacia aquel pueblo en la  hasta altas horas de la madrugada
        atormente en esos bellos lugares   costa mediterránea donde nos co-  para ver a la luna recostada en las
        donde  vivimos  ella  y  yo,  quisiera   nocimos, me apetece mucho en-  plácidas aguas del mar en calma,
        estar  ya  ahí  para  empezar  a  acos-  contrarme en esa casa, subiré a la  como si fuéramos dos enamorados.
        tumbrarme a esa soledad que me    habitación donde aun sin salud me
        persigue siempre.                                                    Donde las noches claras elegíamos
                                          dijiste te esperaré siempre, ese lu-
        Volveré a tu aldea a recordar los  gar hoy convertido en trastero, qui-  nuestra estrella, recordar cómo de
                                                                             una  verbena llegaban a  nuestros
        verdes campos salpicados del rojo  zás pudiera encontrar fotos nuestras   oídos la música de una orquesta
        de las amapolas, probaré los tier-  y algunas cartas de aquellos años,   con su vocalista, que con su cálida
        nos tallos de las viñas como en tu  porque ese trastero esconde mucha   voz nos llenaba la noche de lindas
        niñez hacías tú, recordaré tu pe-  historia nuestra, y tengo miedo de
                                                                             canciones de amor. Quiero oír ya
                                                                             al final de la madrugada esas notas
                                                                             musicales  que  anunciaban  el  final
          ¡Qué daría yo por verte!                                           de la fiesta.

                                                                             Quiero recordar tu cálida voz cuan-
           Me gusta mirar al Cielo,         para abrazarte con fuerza.       do me dijiste: ¿Papá, anoche cuan-
           y contemplar las estrellas;      Pasa el otoño... el verano...    do veíamos la luna te quedaste unos
           al tiempo que yo las miro,       invierno y la primavera,         minutos  dormido?  Cuéntame  qué
           parece como si ellas             una y otra vez, les hablo,       soñaste, cómo contarte ese bello
           quisieran decirme algo           pero no obtengo respuesta.       sueño que minutos antes vivimos
           y yo no las entendiera.          Gracias yo he de dar             los dos.
           Hay algunas que se mueven,       por lo que tengo en la Tierra,   Tengo miedo de despertarme y no
           otras que me parpadean,          una familia unida,               encontrarte a ti para despertarte con
           y al mismo tiempo, yo pienso,    y juntos en estas Fiestas,       cálida voz y suaves caricias como
           ¿estarás en alguna de ellas?     recordar a los  que se fueron    antes nos despertamos los dos.
           Yo les hablo... les pregunto...,  y nos dejaron su ejemplo
           pero nadie me contesta;          que es la mayor riqueza.         Al final me vienen estos malos mo-
           pasa un día... y otro día...                                      mentos recordando que ya no exis-
           y yo sigo sin respuesta.                         Anita Serra      tes, que una cálida madrugada de
           Al llegar la Navidad                     Carcaixent (Valencia)    agosto te marchaste a ese cielo de
           yo las miro con fijeza.                                           estrellas con su luna llena buscando
           ¡Quisiera por un momento                                          el  infinito,  quizás  también  oyendo
           verte en alguna de ellas;                                         esa banda popular que en aquellas
           sería el mejor regalo                                             noches claras oíamos canciones de
           que los Reyes me trajeran!                                        amor.
           ¡Quisiera en una nube                                             A mamá (Mi querida esposa)
           poder llegar hasta ellas!,
           o más lejos si es preciso                                                       Francisco Galiana
                                                                                                     (Madrid)


                                                                                                            5
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