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La memoria
















          citarla, para que no la perdamos,
          y que la sombra del Alzheimer, y
          otros males que afectan a nuestro
          cerebro, se aleje lo más posible de
          nuestra existencia.

          Fue  hace  pocos  meses,  mientras
          visitaba  la  escuela  de  la  antigua
          colonia textil “Can Vidal”, de la
          localidad  barcelonesa  de  Puig-
          reig  (Berguedà),  y  sumergirme
          en  las  sabias  palabras  del  guía   aprender, ha sido siempre un ca-  y no dejo de escucharlas, porque
          de aquella sala, convertida desde   mino a seguir para mí. Mi abuelo   en  ellas  gravita  la  fuerza  del  ser
          hace  un  par  de  años  en  Museo,   fue después el maestro del pueblo.   humano,  y  todos  nosotros  de-
          cuando comencé a comprender y     El mundo textil no le gustaba, y   bemos  tener  siempre  una  meta;
          valorar mejor la palabra “memo-   su deseo fue enseñar a los demás   pero sin dejar de recordar, de au-
          ria”. Este señor no podía ocultar   a aprender y valorar cuanto tene-  nar  nuestras  vivencias,  y,  eso  sí,
          su  emoción,  al  tiempo  que  me   mos a nuestro alrededor”.       procurando evocar los momentos
          mostraba las pizarras, los mapas,                                   más positivos, porque con ellos se
          los pupitres y los cuadernos, man-  En  aquellos  instantes,  no  pude   cimentan los proyectos y la feli-
          tenidos celosamente en los estan-  evitar  oír  la  conversación  que   cidad.
          tes,  y  un  rayo  de  sol  atravesaba   un  matrimonio  mayor  mantenía
          las vidrieras de unas ventanas sin   a  pocos  metros  de  nosotros;  él   Más  tarde,  recorriendo  el  Occi-
          visillos, para permitir contemplar   le decía a su compañera: “Fíjate   dente  de  Asturias,  al  visitar  el
          mejor el trajín que, en el exterior,   en estos cuadernos; el primero de   Museo Etnológico de la villa de
          a diario se llevaba a cabo, en las   ellos,  relacionado  con  Sociedad,   Grandas de Salime, volví a entrar
          tareas de fabricación de los teji-  era mi preferido; sacaba muy bue-  en  otra  escuela  pública  centena-
          dos, y en horarios interminables,   nas notas. En esta escuela aprendí   ria. En aquella aula se respiraba
          que  se  regían  por  el  penetrante   a valorar el tiempo, y de ella salí   también  el  aroma  de  la  cultura
          sonido de un silbato. Los alum-   preparado  para  afrontar  el  reto   más tradicional; cuadros con te-
          nos  de  aquella  modesta  escuela,   de la vida. Le debo mucho al pro-  mas  de  anatomía  humana,  ma-
          hijos  de  las  familias  que  cons-  fesor que me enseñó, mientras mi   pas, un crucifijo en la pared y la
          tituían  el  sustrato  obrero  de  la   padre trabajaba en la fabricación   bandera de España, decoran to-
          colonia, a pesar de los modestos   de madejas de hilos de algodón,   davía las inmaculadas paredes de
          medios que disponían en aquella   y  mi  madre  ganaba  unas  peseti-  aquel  centro  del  saber.  Sobre  la
          aula, superaban en nota, con cre-  llas  lavando  para  la  colonia…”.   mesa  del  profesor,  una  bola  del
          ces, la que obtenían los niños de   Aquella  señora  miró  entonces  a   mundo; un sacapuntas de hierro;
          la escuela del pueblo. El guía me   su esposo con rostro de profunda   una regla de madera algo gastada
          mostraba  con  los  ojos  húmedos   ternura, y se cogieron fuertemen-  por el tiempo, que también servía
          las cartillas de calificaciones, allí   te de las manos, mientras él hacía   para poner la punta de los dedos
          conservadas dentro de una vitri-  esfuerzos por mantenerse erguido   a  prueba,  en  casos  de  rebeldía
          na de cristal; la emoción se hizo   con la ayuda de un bastón.      al profesor, y el rayo de sol que
          todavía más intensa cuando éste                                     iluminaba la estancia, rebotando
          me  enseñó  la  correspondiente  a   Aquella tierna escena y la fuerza   en su destecho en la pizarra, hoy
          su abuelo. “Pensar en él, y valo-  emocional  de  aquellas  palabras   limpia.  El  conservador  de  aquel
          rar sus esfuerzos y el estímulo por   retumban  todavía  en  mi  mente,   museo nos decía que la mayoría

                                                                                         Más información    9




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