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| CARTAS
¡Viva la amistad!
Soy pensionista de 64 años, Hemos tenido dos años para a los míos, y a nuestras edades,
por tanto, por enfermedad, y pensar los pros y los contras, quedaron atrás otras inquie-
mi gran afición es leer y escri- y al final ha ganado la amistad tudes y tonterías de la juven-
bir, y si es leer, mejor y sobre con mayúsculas, pues la sole- tud, por lo que grito muy alto
todo su estupenda revista, les dad no es buena. ¡VIVA LA AMISTAD!
diré que ustedes me la envían,
yo se lo agradezco infinito, y Este amigo es todo un caballe- Francisco Pulido
una vez leída, voy al Casal de ro, con unos ideales parecidos Hospitalet (Barcelona)
Coleblanco, en la Plaza Guer-
nica de Hospitalet y la dejo allí,
para que todos la puedan leer, El médico rural
los mayores y no tanto.
Hoy se hecha mucho de menos al médico rural o médico de ca-
Tengo una historia muy bo- becera en el que toda la familia se ponía enteramente bajo su
nita que contar: En el trabajo confi anza.
conocí a un señor que estaba
a punto de jubilarse. A mí aún No importaba a la hora en la que se le buscase, siempre estaba
me faltaban unos años. Enta- dispuesto a escuchar nuestras inquietudes.
blamos una entrañable amis-
tad, una confianza mutua, con Conocía tanto a la familia, que solamente con visitarla sabía la
respeto y comprensión, acep- receta o el consejo que tenía que administrar.
tándonos tal cual éramos cada
uno. La confianza y el aprecio También en medicina era casi completo, puesto que no podía
fue creciendo hasta crear unos permitirse el lujo de ser especialista, atendía a todo cuanto se le
vínculos, que hoy, por desgra- pedía, lo mismo si el niño tenía sarampión o si una mujer daba a
cia se están perdiendo, el valor luz, o incluso cuando se presentaba una epidemia entonces tenía
de la real amistad, el respeto y que multiplicarse, era incansable.
el aprecio.
Muchas veces las distancias eran largas y hacía la visita monta-
Tanto es así, que al estar los do en un carro con el que el paciente venía a recogerle.
dos solos, y con problemas de
todo tipo, hemos decidido vivir No importaba para este médico que lloviese o hiciese calor, para
juntos, sin más bandera que la él lo importante era que había alguien que le necesitaba. Hoy ese
lealtad y la amistad, que no es médico ha pasado al olvido y no se dispone de cinco minutos
poco hoy en día. Toda nuestra para conversar con el enfermo.
familia lo ha visto estupenda-
mente. A cierta edad y cuando Creo que con la desaparición del médico rural o médico de cabe-
no ves claro lo de ir a una re- cera, el enfermo ha perdido mucho ya que no se puede exponerle
sidencia que además nadie, con sus dolencias y problemas.
una paga normal, puede pagar,
creo que es una buena alterna- Lola Gómez
tiva. Elda (Alicante)
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