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CulturAa rte
MANET EN EL PRADO
El gusto francés por la pintura española
Texto: José Luis Gonzalez Cañete Ejecución del Emperador Mximiliano (Copenhague Museo Ny Calsberg)
Fotos: MP
maestro que más influyó en él, tan- la esencia permanecería siempre, y
Edouard Manet es, sin to por la riqueza cromática de sus acercándose a nuevas formas de
duda alguna, uno de los obra como por la composición de expresión, buscando los efectos de
pintores más innovado- las figuras. Su admiración por la la técnica impresionista y las ideas
res del siglo XIX. Ahora, pintura española, desde el siglo XVI nuevas de otras culturas, como el
y por primera vez en en adelante, revela como le influyó arte japonés.
nuestro país, su obra en su obra por su carácter expresi-
estará colgada durante un tiempo en vo y realista, y el tono de claroscu- Manet murió joven, apenas un
las ilustres paredes del Museo del ro de la escuela española del Siglo año más de cuarenta, una muerte
Prado. de Oro a Goya. temprana se lo llevó en plena genia-
lidad, crecida por la madurez que
Nacido en Francia en 1832, rom- Esta influencia se convertiría en estaba tomado su obra “Un bar en
pió de manera radical con las nor- motor fundamental y renovador de el Folies-Bergère”, el último cuadro
mas de la pintura tradicional, para las primeras obras del pintor fran- que pintó en vida, exhibe la síntesis
dar paso, definitivamente, al arte cés. Con los años, Manet iría ale- de la ambiciosa búsqueda de un
moderno europeo. La muestra, jándose de esta influencia, aunque lenguaje moderno, en el que sólo
Manet en el Prado, permite apreciar
una sugestiva transformación de
motivos clásicos en imágenes y rea-
lidades nuevas, contemporáneas y
parisinas, que sin embargo, han
sabido mantener un significado clá-
sico y universal.
Nadie como él supo mantenerse
en esa ambivalencia entre lo clásico
y lo moderno que caracteriza la
rigurosa labor experimental de su
obra. Esta manera de “mirar” su
pintura es decisiva a la hora de dis-
frutar del centenar largo de pintu-
ras, dibujos, acuarelas y estampas
de todos los géneros y épocas de su
carrera artística que integran esta
exposición.
En 1865 Edouard Manet visitaba
el Museo del Prado con el ánimo de
contemplar las obras de Rubens y
Tiziano, aunque fue Velázquez el
58 Sesenta y más
MANET EN EL PRADO
El gusto francés por la pintura española
Texto: José Luis Gonzalez Cañete Ejecución del Emperador Mximiliano (Copenhague Museo Ny Calsberg)
Fotos: MP
maestro que más influyó en él, tan- la esencia permanecería siempre, y
Edouard Manet es, sin to por la riqueza cromática de sus acercándose a nuevas formas de
duda alguna, uno de los obra como por la composición de expresión, buscando los efectos de
pintores más innovado- las figuras. Su admiración por la la técnica impresionista y las ideas
res del siglo XIX. Ahora, pintura española, desde el siglo XVI nuevas de otras culturas, como el
y por primera vez en en adelante, revela como le influyó arte japonés.
nuestro país, su obra en su obra por su carácter expresi-
estará colgada durante un tiempo en vo y realista, y el tono de claroscu- Manet murió joven, apenas un
las ilustres paredes del Museo del ro de la escuela española del Siglo año más de cuarenta, una muerte
Prado. de Oro a Goya. temprana se lo llevó en plena genia-
lidad, crecida por la madurez que
Nacido en Francia en 1832, rom- Esta influencia se convertiría en estaba tomado su obra “Un bar en
pió de manera radical con las nor- motor fundamental y renovador de el Folies-Bergère”, el último cuadro
mas de la pintura tradicional, para las primeras obras del pintor fran- que pintó en vida, exhibe la síntesis
dar paso, definitivamente, al arte cés. Con los años, Manet iría ale- de la ambiciosa búsqueda de un
moderno europeo. La muestra, jándose de esta influencia, aunque lenguaje moderno, en el que sólo
Manet en el Prado, permite apreciar
una sugestiva transformación de
motivos clásicos en imágenes y rea-
lidades nuevas, contemporáneas y
parisinas, que sin embargo, han
sabido mantener un significado clá-
sico y universal.
Nadie como él supo mantenerse
en esa ambivalencia entre lo clásico
y lo moderno que caracteriza la
rigurosa labor experimental de su
obra. Esta manera de “mirar” su
pintura es decisiva a la hora de dis-
frutar del centenar largo de pintu-
ras, dibujos, acuarelas y estampas
de todos los géneros y épocas de su
carrera artística que integran esta
exposición.
En 1865 Edouard Manet visitaba
el Museo del Prado con el ánimo de
contemplar las obras de Rubens y
Tiziano, aunque fue Velázquez el
58 Sesenta y más