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E n una sociedad que
idolatra la juventud,
la periodista Consue-
lo Álvarez de Toledo
reivindica en su libro sexualidad etc. Todos estos fantas-
el papel del abuelo
actual. Un rol com-
patible con el traba-
jo, la pareja, el sexo, nuevos pro-
yectos..., en definitiva, seguir sien-
do joven. Si en los noventa apareció
la generación JASP (jóvenes aun-
que sobradamente preparados) que
reivindicaba una oportunidad, pare-
ce que ahora se han cambiado las
tornas y son los maduritos los que
necesitan proclamar este lema. Sí,
son abuelos pero por eso no dejan
de ser buenos profesionales, perder
su atractivo, ilusionarse, viajar, ir a
un concierto, salir de copas...
Cada vez las personas se convier-
ten en abuelos más viejos y, sin
embargo, se sienten más jóvenes.
Aunque no todos sus entrevistados
están de acuerdo, Consuelo opina
que la sociedad actual rechaza al
abuelo. Lo ha vivido en sus propias
carnes cuando algunas personas le
han advertido: “no se te ocurra
decir que eres abuela”. La autora
confiesa que cuando ha proclama-
do su condición de abuela “ha nota-
do una especie de desconcierto
colectivo”. Y es que para la perio-
dista, en este mundo, no se puede
presumir de ser abuela. Nos encon-
tramos en una cultura de lo “eter-
namente joven”, de la competitivi-
dad y de la falta de compasión.
Consuelo Álvarez de Toledo denun-
cia como esta sociedad esconde a
los mayores, por lo que el hecho de
ser abuelo se convierte en una
especie de estigma.
La llegada de ser abuelo suele
coincidir con una nueva etapa que
para muchos es difícil. Acechan
grandes miedos originados por la
sociedad actual como: la pérdida de
trabajo, la jubilación anticipada, el
fracaso social, la ausencia de belle-
za, los kilos de más, la perdida de
mas son alimentados por la socie-
dad actual donde florecen toda una
industria con un único objetivo:
conseguir la eterna juventud.
La escritora Consuelo Álvarez de
Toledo reivindica el disfrute de una
época que denomina de “amor
“La sociedad actual tiene el síndrome
de la abuela de caperucita, y ve
la figura del abuelo como ese ancianito
decadente.”
libre”; libre de muchas responsabi-
lidades y ataduras de otras etapas
de la vida. No se debe sucumbir a
la mala prensa que la sociedad otor-
ga a la madurez. Un tiempo que hay
que saber abordar sin búsquedas
vanas y sin complejos absurdos.
ABUELOS FAMOSOS
Consuelo Álvarez de Toledo ha
querido reflejar en su libro el testi- publicitarios reflejan de la figura
monio de personajes famosos cuya
identidad de abuelos sobrevive con
su imagen publica y la dictadura de
la juventud. Para ello ha elegido a
diferentes figuras, pertenecientes a
diversos ámbitos como el teatro, la
música, el periodismo, o la política.
El capítulo dedicado a la Reina
de España, nos cuenta que Sofía de
Grecia como abuela no es nada ori-
ginal. De hecho dan fe muchos tes-
timonios públicos en los que pode-
mos ver a la Reina Sofía cogiendo
en brazos a sus nietos y manifes-
tándoles muestras de cariño. Y has-
ta se comunica con ellos por video-
conferencia. Además, la Reina es
del grupo de abuelas que se que-
dan al cuidado de sus nietos. Doña
Sofía siempre ha defendido el valor
de la familia “sigue siendo el ámbi-
to básico de convivencia para el
desarrollo de nuestra vida cotidia-
na”, opina la Reina.
Recién estrenado en su papel de
abuelo, Forges, también, habla de
su nuevo papel en el libro “Vida de
mi vida”. El humorista afirma que
la llegada de un nieto “redefine el
puesto en la familia” y cambia la
vida “ aunque depende de cómo se
tenga organizado el devenir vital”,
matiza irónicamente. Forges no
está de acuerdo con la imagen que
los medios de comunicación y
del abuelo.
La figura de un político como
Adolfo Suárez también ocupa un
espacio en el libro. El primer presi-
dente de la transición española se
considera el hombre más feliz del
mundo por ser abuelo. La muerte
de su mujer Amparo le llenó de una
absoluta tristeza que solamente se
puede combatir con la alegría de
sus nietos. Adolfo Suárez abre las
puertas de su vida familiar donde
Sesenta y más 9