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E NT R EV I ST A
Elisabeth
Heilmeyer
PILOTO DE PLANEADOR. HISTORIA DE UNA TENACIDAD POR VOLAR
“La libertad que siento
volando no la he sentido en
ningún otro lugar”
Elizabeth Heilmeyer, alemana de Múnich, vive en España desde hace
más de treinta años. Desde bien pequeña le maravillaba el vuelo de los
aviones a los que quería subir, pero más le sorprendía el vuelo de las aves
planeando sustentadas por las bolsas de aire caliente, las térmicas de las
que se sirven para elevarse en aire.
Texto: Javier Vázquez-Prada G.
DFotos: Eduardo Jesús Vilas y cedidas por la Asociación Sillas Voladoras
esde bien pequeña a Eli- ¿Cuándo comienza su interés por el vuelo?
sabeth Heilmeyer le gusta- Desde pequeña, mi excursión favorita con
ba seguir con la mirada el
vuelo de los pájaros, de las mis padres era ir al aeropuerto de Múnich, la ciu-
excursiones que realizaba dad alemana en la que nací. Veía cómo la gente
con sus padres la que más se subía a los aviones, entonces era cuando yo
le gustaba era la del aero- decía: ¡Ay, yo también quiero volar!; me gustaba
puerto de su ciudad natal, seguir el vuelo de los pájaros.
Múnich, donde veía los aviones y pensaba que
ella quería ir dentro. Puede decirse que nunca ¿Con quién realizó su primer vuelo?
dejó de volar aviones sin motor, los conocidos
planeadores, a pesar de que tras un accidente Un primo que se sacó la licencia de piloto
de vuelo se quedó parapléjica. Vive en el ático privado, con un amigo se compró una avioneta
de una casa en un barrio típico de Madrid y y los primos les pedíamos que por favor nos die-
adaptado a sus necesidades; por todas partes ran una vuelta, aunque los padres no eran muy
uno se encuentra con referencias a lo que mayor favorables. Con tan mala suerte que el primo se
felicidad le produce, que es volar, desde el que estrelló y el tema de volar pasó a ser tabú. Luego
espera el momento de ir a volar. volaba con un amigo que hacía vuelo sin motor
A18 perusotnoanl omía
Elisabeth
Heilmeyer
PILOTO DE PLANEADOR. HISTORIA DE UNA TENACIDAD POR VOLAR
“La libertad que siento
volando no la he sentido en
ningún otro lugar”
Elizabeth Heilmeyer, alemana de Múnich, vive en España desde hace
más de treinta años. Desde bien pequeña le maravillaba el vuelo de los
aviones a los que quería subir, pero más le sorprendía el vuelo de las aves
planeando sustentadas por las bolsas de aire caliente, las térmicas de las
que se sirven para elevarse en aire.
Texto: Javier Vázquez-Prada G.
DFotos: Eduardo Jesús Vilas y cedidas por la Asociación Sillas Voladoras
esde bien pequeña a Eli- ¿Cuándo comienza su interés por el vuelo?
sabeth Heilmeyer le gusta- Desde pequeña, mi excursión favorita con
ba seguir con la mirada el
vuelo de los pájaros, de las mis padres era ir al aeropuerto de Múnich, la ciu-
excursiones que realizaba dad alemana en la que nací. Veía cómo la gente
con sus padres la que más se subía a los aviones, entonces era cuando yo
le gustaba era la del aero- decía: ¡Ay, yo también quiero volar!; me gustaba
puerto de su ciudad natal, seguir el vuelo de los pájaros.
Múnich, donde veía los aviones y pensaba que
ella quería ir dentro. Puede decirse que nunca ¿Con quién realizó su primer vuelo?
dejó de volar aviones sin motor, los conocidos
planeadores, a pesar de que tras un accidente Un primo que se sacó la licencia de piloto
de vuelo se quedó parapléjica. Vive en el ático privado, con un amigo se compró una avioneta
de una casa en un barrio típico de Madrid y y los primos les pedíamos que por favor nos die-
adaptado a sus necesidades; por todas partes ran una vuelta, aunque los padres no eran muy
uno se encuentra con referencias a lo que mayor favorables. Con tan mala suerte que el primo se
felicidad le produce, que es volar, desde el que estrelló y el tema de volar pasó a ser tabú. Luego
espera el momento de ir a volar. volaba con un amigo que hacía vuelo sin motor
A18 perusotnoanl omía
