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INVITADA
La autonomía
personal
María Eugenia Bolaños

La nueva revista “Autonomía Personal” viene acompañada de una
serie de personas que estamos convencidas de que nuestro trabajo
- a veces afortunado, a veces no tanto - responde a una aspiración
colectiva, bien por derecho propio o por el de alguna persona cono-
cida o desconocida.

Ahí está lo realmente importante: creer que la dignidad personal

El camino individual se inicia con nuestro nacimiento y concluye en el punto
no es fácil, final.
Esta tarea será de titanes si con el esfuerzo propio intentáramos
conseguir unos buenos resultados. Aparece un término que no

pero hasta ahora no está muy de moco: el sentimiento colectivo de la dig-
ahora nidad, el convencimiento sincero y profundo de que si todos no
progresamos en nuestros niveles de vida, nadie progresará al final,
podemos porque representarán una minoría tan pequeña que no serán
representativos de una sociedad.

soñar y La autonomía personal se puede concebir desde distintas
aspirar a perspectivas: la física - también podemos enfocarla como tener una
crear un vida sin patologías serias - jurídica, familiar, personal y social. Y a
ninguna de ellas debemos renunciar.

Sé que el lenguaje es generoso y sólo tiene un peligro: la

entorno demagogia. Cuando esta perversión de la palabra no se produce, el
favorable mensaje se convierte en un reto para todos y todas.
para quie-
A mí particularmente me interesa, en esta ocasión, el enfo-
que de la persona como el centro de una serie de políticas - sin
ideología - que comparten el fin último: la atención y el apoyo

nes más lo social de quienes lo necesitan y tienen que hacer frente a la vida
necesitan cotidiana con unos problemas que, si no los conocemos de primera
mano, ni los podríamos imaginar.

La utopía es posible, pero no la regalan. Es una persistencia

diaria, permanente, con la ayuda indispensable que necesitamos. Así pode-

mos vivir y trabajar para hacerla realidad.

Yo desearía que a través de “Autonomía Personal” se logre - para

quienes duden o se sientan vulnerables - abrir nuestro potencial para

ponerlo al servicio de todos y, por supuesto, al del que nos rodean y al

nuestro propio.

Somos un pequeño caracol, al que le han colocado una mochila con

muchísimo peso. Vayamos soltando lastre, aquí y allá, para sentirnos vivos,

queridos y realizados.

El camino no es fácil, pero hasta ahora podemos soñar y aspirar a

crear un entorno favorable para quienes más lo necesitan. Yo a esto no lo

llamo privilegio ni tan siquiera discriminación positiva, solo igualdad.

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