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bajas y entro digámosle periodo en el que yo lo que veo y siento es “la nada”; ninguna
luz, nada de movimiento, ninguna presencia y ningún sentimiento. En una palabra “la
nada”. Cuando voy saliendo de ese letargo y desagradable sensación y voy entrando en
el mundo real, en distintas etapas voy viendo a los nombrados anteriormente y a mi
hermana, aunque todo aun es como si tuviese las ideas muy lentas, como moviéndose
en algo denso y pegajoso, donde nada fluye, sino que parece se muevan a través de
barro o silicona con poca fluidez. Va pasando el tiempo y como noticia ya ha corrido
por una ciudad tan pequeña y agradable como la que vivo (Cádiz). Empiezo a recibir
visitas de los amigos más allegados: Paco, Carlos (del que omitiré su mote), Pedro
Macías, Montes, Colillo y la Doña, Placido y Trini, Nando y Maca, El Conejo, Horacio,
el Bigote….entre otros porque si sigo la lista sería interminable y que me perdone al
que no nombro pero en algún momento hay que parar, además de la familia política,
siempre atenta a mi salud.
Como tengo siempre dificultades para la fijación evento/tiempo, en esta ocasión esto se
acentúa y lo que se es que me retiran un trozo de casco craneal (craneotomía), para
descongestionar la presión interior que hay en el interior del casco y que el cerebro
lleva soportando después de esto según creo de forma aproximada he estado en coma
o muy sedado durante bastante tiempo hasta que mejoro, me pasan a planta y cuando
van viniendo todos estos amigos, que a unos reconozco y a otros no, me comienzo a
plantear mi nueva situación. Mi parte izquierda (hemicuerpo izquierdo) no funciona. No
soy capaz de tocarme la cara ni otra parte del cuerpo con mi mano izquierda, ni abrirla
ni cerrarla, pero desde esos momentos me hago (yo soy de los que funcionan a base
de frases) una proposición: Yo siempre, lo mejor que pueda, por mí y por los que me
rodean. Así que opto por ver la cara amable de cualquier cosa y añadirle mi sempiterno
buen sentido del humor, para que yo y los que me rodean estemos lo mejor posible.
Ese sentido del humor es el que me
mantiene activo y bien ante cualquier
evento y me hace ver que esta puñetera
vida es más vivible. Pasa el tiempo y
comenzamos a pensar que si yo me quedo
en la cama, no voy a salir de ahí, por lo
que comienza a coger forma la idea de
buscar un sitio donde me pueda beneficiar
de los dos tipos de esta que necesito:
neurológica y física. En el hospital de mi
ciudad me dan algo de física, pero poquita
cosa, la de los pelos blancos, buscando
por internet, (cosa que no se le da bien)
localiza una clínica en Badalona, Instituto
Guttmann, que se puede adaptar a mis
necesidades. Pero eso tiene un coste muy elevado y personalmente no podemos
afrontarlo, lo que al ser un accidente “in itinere” corresponde a la Mutua de accidentes
el accidente del trabajo asumir los costes. Los primeros escarceos son negativos, pero”
la de los pelos blancos” ya que en mi lugar de trabajo y en primera instancia no obtiene
respuestas positivas, recurre con empuje a los servicios centrales, donde una doctora
Morato por más señas le dice al final de la conversación, no se preocupe, que en ½
hora la mutua se pondrá en contacto con Vd, lo que ocurre así, y al día siguiente, en un
avión “medicalizado”, viajo a Barcelona. Y ahora sigo en el Crmfsf-Imserso con el único
pensamiento de seguir adelante, “y lo mejor posible”
Miguel Almagro
Alumno del CRMF-IMSERSO de San Fernando
BOLETÍN SOCP 30 Sin Límites