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Panorama +
Mayo cordobés
TIEMPO DE FLORES
ENTRE PAREDES
BLANCAS
La fiesta de los patios de Córdoba demuestra el
insigne empeño de los mayores por preservar las
tradiciones que vivieron en los escenarios de su
niñez. Las fragancias del jazmín y azahar, las flores
de los naranjos, los colores vivos, osados y siem-
pre alegres, forman parte del acervo cultural que
ha sobrevivido al trascurso del tiempo y las gene-
raciones. Esa Córdoba milenaria y costumbrista
penetra en la intimidad de las casas y en los patios,
auténticos vergeles de vegetación y frescor.
Texto: Maria José Prieto
En los patios cordobeses cada detalle se vive con una formalizaría cuando el alcalde Francisco Fernández
enorme intensidad. Un delicado trabajo de filigrana de Mesa convocó por primera vez el Concurso de
que permanece varado en el tiempo, en su forma de Patios, Balcones y Escaparates en 1921. Ante la es-
entender el contacto con la gente, en esa alegría de casa respuesta recibida, el Ayuntamiento no volvió
vivir que desprende toda la ciudad. La fiesta de los a celebrar el concurso hasta 1933. Sin embargo, du-
Patios es la esencia de esa Córdoba inmortal. Una rante estos años se recuperó una antigua tradición:
urbe que ha atravesado los siglos transportando su la instalación de cruces en patios, que se celebró por
última vez en 1929, coincidiendo con la visita de Pri-
esencia y su imparable latido vital. El mayo cordobés mo de Rivera a la ciudad.
es un cúmulo de acontecimientos que tiene como
principal reclamo la exaltación de una ciudad pode- El certamen vuelve a interrumpirse con el estallido
rosa, histórica, monumental e imprescindible. de la Guerra Civil y prácticamente no se recuperaría
hasta 1944, bajo el mandato de Antonio Luna Fer-
Los cordobeses comenzaron a abrir las puertas de nández (1944-1951). De este período cabe destacar
sus patios al público en 1918. Una costumbre que se el establecimiento de los primeros criterios de valo-
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