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| OPINIÓN
urante las vacaciones de verano suelo dejar de escribir y me dedico a leer
Dademás de prestar mayor atención a la familia, a mi mujer y a mi hija.
Este año he leído tres libros: “El señor Ibrahím y las flores del Corán”, “El maes-
tro de esgrima” de Pérez Reverte, y “El viaje a la felicidad” de Eduardo Punset.
El primer libro “El señor Ibrahím…” es una maravilla, un librito altamente re-
LECTURAS comendable, no más extenso que “El viejo y el mar” o “Platero y yo” y desde
luego de la categoría de estos dos últimos. Trata acerca de la amistad de un niño
DE VERANO judío y una viejo islamista, el niño o adolescente mejor, queda huérfano apenas
comenzada la narración y es más o menos adoptado por el señor Ibrahím que
le va enseñando las cosas importantes que tiene la vida y que por regla general
no son las que nos enseñan a nosotros. Este librito exhala un perfume y una
profundidad en su simpleza que se hace inolvidable. De él se hizo un filme pro-
tagonizado por el actor Omar Sharif.
De el “Maestro de esgrima” a pesar de su fama no puedo decir grandes cosas,
me recuerda quizá en su forma y estilo a ciertos autores de la Generación del 98
pero por supuesto sin llegar a su altura, a su brillantez y a su perfección, esto
me hace pensar que no hay novelistas como Galdós, Valle Inclán, Pío Baroja o
Jacinto Benavente.
Sin embargo “El viaje a la felicidad” sin ser una obra maestra pues Punset no
apura ni desarrolla los temas hasta el final como lo hacían también los grandes
ensayistas del siglo veinte, sí posee ideas originales, la primera de ellas buscar el
Germán Ubillos Orsolich camino hacia la felicidad desde un punto de vista biológico, desde los protozoos
Escritor y dramaturgo y seres unicelulares como las bacterias, hasta las amebas, los lagartos, dinosau-
rios o monos, mandriles y gorilas.
Por supuesto, que en opinión de muchos, esta pueda ser una “opción reduccio-
nista” sobre todo si hablamos con psicólogos, pero también dice el autor más
adelante que esta búsqueda de la felicidad por los seres humanos solamente ha
podido ser posible durante los últimos cien años de nuestro planeta pues antes
los hombres y las mujeres vivían una media de cuarenta años y en ese lapso de
tiempo tan corto nadie tenía espacio para buscar la felicidad sino solamente
para sobrevivir.
Dentro de ese camino hacia la felicidad habla el autor de la enseñanza actual
donde treinta o cuarenta chicos son encerrados en un aula donde el profesor
enseña un solo o unos solos conceptos a todos a la vez, para que después ellos,
los alumnos, compitan o se despellejen hasta llegar a la cumbre dejando tirados
a todos los demás. Es una idea de la competencia tan agresiva que no sólo no
crea la felicidad sino que la imposibilita y destruye. La idea que haría posible el
desarrollo armónico hacia la felicidad y el progreso sería la contraria, la de “la
colaboración”. Colaborar entre todos para hacer una sociedad más humana y
vivible, una sociedad sin parados, sin crisis económicas mundiales, globales y
brutales, sin altercados y actos de vandalismo como los ocurridos en Londres
y otras capitales inglesas, sin masas de “indignados” deambulando y ocupando
plazas y calles de las ciudades, en fin, sin la diferencia brutal entre los ricos y los
pobres de la Tierra, diferencia cada vez más acusada y fruto de la educación
competitiva y no como colaboración. Es por lo tanto un libro interesante aun-
que siempre prefiero a Eduardo Punset como entrevistador de Televisión que
como ensayista y autor de libros. Como entrevistador y presentador tiene un
encanto especial, además domina el inglés, como autor se le echa un poco de
menos, repito sólo un poco en falta, lo que le sobraba a Unamuno, a Gregorio
Marañón, a Ortega y Gasset, a Sigmond Freud, etc.
62 Más fijos