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| OPINIÓN

                                            — ...Entonces..., ¿Haití?

                                            — La naturaleza...
                                            — ¿La naturaleza ha hecho tantos pobres? La naturaleza, ¿de quién?
                                            — La naturaleza de los desorbitados países ricos.

                                            Lo sabemos desde hace mucho tiempo, sabemos que están ahí, agaza-
                 Haití,                     pados, indolentes, atroces. Son ellos, los que en consecutivos congresos

                                            para des-arreglar el mundo, incluso se dan fraternalmente la Paz.
               perdón                       También son los pequeños consumidores compulsivos, aquellos que

                                            por no ir de vacaciones en verano o no desplazarse un “puente”, se
                                            sienten lacónicamente desgraciados. También están los que sienten la
                                            necesidad de comprarse una e-fashion, una e-house, etc. porque eso les
                                            hace tontamente felices.

                                            En verdad que los hay para todos los gustos. Estamos rodeados por
                                            todas partes de todo eso, de lo contrario sería absurda la vida, incluso
                                            nos faltaría lógica. Porque a ver, ¿quién iba a hacer el trabajo duro y
                                            sucio que nosotros no queremos hacer? Tiene que haber países como
                                            Haití ¡pobres! Pero, claro, ahora pedir perdón sería remover nuestro
                                            interior, pedir perdón y luego no saber ni siquiera qué hacer, ¡vaya cosa
                                            ridícula!
          Mila de Juanes
          Escritora                         No. No estaba el poeta León Felipe pensando de esta manera cuando
                                            se le ocurrió escribir su lúcido poema “Perdón” y que yo quiero traer
                                            ahora aquí, precisamente para pedir perdón a Haití:

                                            “Se ha muerto tanta gente a la que yo he ofendido
                                            y ya no puedo encontrarla.
                                            ... ¡Tenía que pedir perdón a tanta gente!
                                            Pero todos se han muerto”

                                            A todos los que han muerto en el seísmo, a tanta gente a los que ya no
                                            puedo encontrar: perdón, Haití, perdón porque nos sentimos perplejos
                                            ante el mandamiento del Amor a todas las personas, y nosotros, los
                                            países “importantes”, “los personajillos de a pie” con nuestra deplora-
                                            ble conducta.


                                            Sigue el poeta español en el itinerario de su admirable poema pidiendo
                                            perdón a todos y en ese caminar, un día, cuando va paseando por la
                                            calle, no con pensamientos negativos de culpabilidad, sino con sentir
                                            de responsabilidad, se encuentra a un mendigo que alarga su mano
                                            esperando unas milésimas de monedas y León Felipe se arrodilló ante
                                            el mendigo y le besó las manos:

                                            “Ya no puedo hacer otra cosa
                                            que arrodillarme ante el primer
                                            mendigo y besarle la mano”


                                            Creedme. Yo ya no puedo hacer otra cosa que besarles las manos a
                                            todos los niños, jóvenes o ancianos de Haití, no puedo hacer otra cosa
                                            sino arrodillarme ante todos los seres de Haití y besarles los ojos, las
                                            mejillas, pero sobre todo no puedo hacer otra cosa que pedirles perdón.
                                            Haití, perdón.

          62   Más fi jos




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