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Rondallas: pasión por la música.
dice: “el que canta su mal
espanta”, la música amansa a
las fi eras”…
Podemos utilizar la música
para animarnos a levantarnos
por la mañana, para darnos
ritmo al caminar, para
decirnos cosas a nosotros
mismos o a otros a través
de una canción, para cantar
y respirar profundo, para
ayudarnos a concebir el
sueño, para, a veces por qué
no, llorar y desahogarnos. El
hecho de acudir a conciertos
y quedar con los amigos para
cantar o bailar nos puede
retornar a una vida social
más gratifi cante.
¿Es cierto que la
tendencia a usar
un determinado
instrumento musical
denota un tipo de
personalidad?
Personalmente no creo que
esto sea cierto, aunque se
ha escrito mucho sobre
esto y es conveniente
mencionar varias cosas.
Es cierto que, sobre todo
cuando improvisamos, la
personalidad de la persona,
el alma, el inconsciente, se
manifi esta a través de lo
que tocamos. Es así porque
surge espontáneamente, no
se puede ocultar. En cambio,
si seguimos el ritmo de una
melodía con un instrumento,
este difícilmente denotará
el tipo de personalidad de
quien lo toca, sólo refl ejará
la estructura rítmica de la
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pieza. También tenemos
que tener en cuenta los
aspectos físicos de la
persona. En musicoterapia
tenemos que adaptar
el instrumento a la
capacidad de la persona
(de prensión motriz,
capacidad respiratoria…).
Una persona que sea de
un tipo más “líder”, suele
coger instrumentos que
apoyen su personalidad
(instrumentos de gran
percusión, como jambé…),
pero quizá por cuestiones
de salud, debe coger un
instrumento pequeño,
que quizá califi caríamos
de insignifi cante. Aún así,
a pesar del instrumento,
puede plasmar su
personalidad a la hora de
tocarlo.
¿Cómo ayuda esta
terapia a problemas
como la soledad o
la difi cultad para
integrarse en otros
grupos por parte de
personas mayores?
El compartir gustos o
preferencias musicales,
ya sea rememorando
verbalmente, cantando,
tocando o bailando una
canción, refuerza y mejora
las habilidades sociales de
la persona, la integra en un
grupo. La persona sale de
su individuo para integrarse
en un colectivo. Es una de
las características de la
música. Y pasa no sólo con
las personas mayores, sino
con todo tipo de edades.
pecial a la jota. Con el tiempo
se fueron perfeccionando hasta
llegar a ser formaciones capaces
de interpretar piezas de un con-
cierto. El término rondalla proce-
de de “rondar”, y se aplica a los
grupos instrumentales de pulso
y púa. Tradicionalmente están
constituidas por guitarras, ban-
durrias y laúdes. Aunque existen
variaciones, como es el caso de la
rondalla “El abuelo tiene novia”,
que incluye maracas y batería.
Ésta rondalla tiene una amplísi-
mo repertorio que ensaya todos
los días de la semana por pura
afi ción. Más de cien piezas que
tocan a su aire pero con gran ar-
monía. Y es que todos los miem-
bros de la agrupación adoran la
música desde que eran niños. En
la actualidad la rondalla está for-
mada por 11 miembros: Francis-
co (guitarra); Juan (Laúd); Emilio
(Bandurria); Ángel (Bandurria);
Miguel (Guitarra); Luis (Bate-
ría); Ángel (Bandurria); Paco
(Guitarra); Ramón (Laúd); Pepe
(Guitarra) y Francisco (percu-
sión y maracas). Y por supuesto,
Enrique, que es como el manager
de todos ellos porque “acompa-
ño a los músicos para tocar don-
de nos llaman. También les voy
comprando la ropa, para que to-
dos vayan conjuntados y acabo
de comprar una mesa de mezclas
para que el sonido sea mejor”.
La labor de esta Asociación es
voluntaria, nadie cobra por tocar
en la rondalla, pero se sienten sa-
tisfechos y felices al poder llevar
un poco de alegría a las residen-
cias y centros de día donde acu-
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