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Opinión
CÉSAR DE LA LAMA
/ PERIODISTA Y ESCRITOR
consideró al anciano de la tribu como el depositario
de la memoria histórica y el vínculo entre el hoy y el
mañana. Ser viejo entonces fue un privilegio, un
Las Personas triunfo, el favor divino de los dioses.
En nuestros días, y en nuestro país, pese al
Mayores esfuerzo de los gobernantes por ayudar a los mayo-
res con diversos programas de atención, hay quienes
ante la crisis los consideran como algo inservible. Grave error
despreciar sus conocimientos y experiencias que
para los griegos y hebreos significaron un enlace
con el futuro. Yahvé ordenó a Moisés que al abando-
nar Egipto camino de la tierra prometida fuera por
a actualidad a veces nos tiraniza la con- delante de su pueblo y llevara consigo a los ancia-
ciencia con su machacona insistencia. nos. No sucedió así en la Edad Media, donde fueron
Ahora es la crisis económica la que acapa- denostados y olvidados como grupo provecto. Lo vie-
ra nuestra atención. Lo que produce de for- jo y débil carecían de valor. Esto se agravó con el
ma inconsciente un raquitismo en la per- Renacimiento que rechazó a la vejez como algo
Lcepción ciudadana que se inclina por este inservible.
tipo de noticias adversas y olvida otras de profundo Ahora, cuando la crisis cala en el entramado
significado. Como si en nuestro mundo no ocurriera social, el mayor cobra cierto protagonismo. Está
nada más. Esta no es la única crisis, ni la más impor- más protegido por su jubilación si se compara con
tante si la comparamos con la que atañe a las con- el ciudadano laborante que de la noche a la maña-
ciencias. Pero como en otras épocas de la historia, el na puede perder el puesto de trabajo y tiene que
mayor sufre las consecuencias con mayor agudeza y acogerse al subsidio de desempleo o quedarse en la
en un doble sentido: el ámbito vital en el que se des- calle. Pero este grito de “jubilo” no lo oirán quie-
envuelve y –lo que es aún más importante– el estado nes tienen que pagar impuestos o ven con impa-
emocional y psíquico de este grupo etario cada día ciencia como cualificados mayores no dejan su
más numeroso. La crisis puede llegar a provocar en sillón vacio en el mundo activo. Entonces la antino-
su ánimo cierta angustia y ansiedad. mia viejo-joven se convierte en un mero problema
La crisis pasará, como han pasado otros agobios de competencia. Es la cultura tecnocientífica la
que ha superado nuestra sociedad. Durante la dicta- que está cambiando los hábitos de vida a favor de
dura parte de la ética laboral desapareció y se pre- los mayores, sin llegar por ello a la gerontocracia. Y
sumía de “no dar golpe…”. Después tuvimos a gala la equipara a la de los jóvenes y maduros que no
el enriquecimiento rápido, sin importar el método desean dejar su espacio a quienes consideran que
utilizado. Y se hizo popular el dicho: “a mí, que me ya han vivido bastante y les corresponde desapare-
pongan donde haya…; el dinero es el rey, pero los cer. Pero el progreso social está de su parte. Y los
fajos de billetes son Dios”. Luego vino el espíritu estados modernos, la autonomía del individuo, la
malsano de la negación de todo y por todo entre prolongación de los años de jubilación, el descenso
unos y otros grupos ideológicos. Y el hombre viejo, de los niveles de fecundidad y la disminución de
el senecto, se sintió apartado de la sociedad que jóvenes, tienden a valorar a los mayores pese a los
había contribuido a formar, lejos ya de aquel orgullo gastos de jubilación y atención sanitaria que repre-
que sintió el primitivo clan de la época ágrafa que sentan.
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