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Opinión
GERMÁN UBILLOS ORSOLICH / ESCRITOR
La infancia mágica
urante muchos años o para ser Radio Nacional, habló brevemente un psicó-
más exactos durante mi ya larga logo no más de tres minutos que arrojó luz
vida, ha habido algo que para mí sobre mi enigma. El niño, hasta los diez años
siempre ha sido un misterio: la - decía - es incapaz de comparar su situación
felicidad inefable de mi infan- personal con el entorno, es durante la "prime-
Dcia, felicidad hecha de armonía ra adolescencia" cuando comienza a compa-
y de luz donde constantemente parecía habi- rarlo y por lo tanto a sufrir, a intentar imagi-
tar el paraíso y contemplar a Dios cara a cara. nar una lucha, una salida posible a esa situa-
ción, de ahí - continuaba - el hecho de que
Casi siempre lo he atribuido al gran amor y muchísimas personas rememoren y recuerden
dedicación que nos prestaban mis padres, su infancia, sobre todo los más mayores,
unos padres ciertamente extraordinarios en como algo deseable y maravilloso, aunque en
una familia modélica. muchos casos, sufrieran en ella privaciones,
escaseces, penurias e incluso guerras o cosas
Pero como era el caso que yo estaba grave- peores.
mente enfermo de la espalda y estuve postra-
do casi inmóvil sobre un lecho de escayola Esos tres minutos han sido para mí decisi-
desde casi nacer hasta los seis años, y des- vos pues han arrojado luz en algo que para mí
pués aprender lentamente a andar con un seguía siendo un misterio, algo semejante a lo
corsé ortopédico que me cogía desde la cin- que me supuso contemplar por vez primera la
tura hasta la barbilla y la nuca - a lo Frida ecografía hecha en el vientre de su madre de
Kahlo - (todo esto y más lo he narrado en mi la que sería mi hija Marta, y que tuvo unas
libro "La infancia mágica", único que no ten- consecuencias incalculables y maravillosas
go publicado a pesar de que fue finalista del para mí, no solo humanas y emocionales sino
Premio Nadal de novela, quizá porque no con- también relativas directamente con lo que es
tiene sexo, sangre o violencia, y estaría más más mío: mi producción literaria.
cerca de libros como "El pequeño príncipe",
"Platero y yo" o "El viejo y el mar"), me pro-
ducía una sensación personal e íntima miste-
riosa. Ya de mayor alcancé a comprender lo
que habían sufrido mis padres, sobre todo tra-
tándose de que era el hijo primogénito, lle-
vándome a los mejores médicos y teniéndome
que hacerme dos tremendas operaciones, las
primeras en España, en un niño de tan solo
cuatro años.
Pues bien, seguía sin responderme a la
pregunta, pero lo que son las cosas, la otra
noche oyendo "Radio 5 - todo noticias" de
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