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| OPINIÓN




                                               n la pasada centuria, particularmente en su segunda mitad, se ha ori-
                                         Eginado un trascendente cambio en la forma de pensar de la sociedad
                                         respecto a los mayores y de estos en su nueva situación de jubilados de sus
                                         respectivas profesiones.

                                         El concepto que se tenía antes cuando el hombre y la mujer terminaban su
        LA EDAD DE                       vida activa como profesionales, era que estaban oficial y prácticamente aca-
        ORO EN EL                        bados y que su destino como pensionistas era el retiro total de sus anteriores
        SIGLO XXI                        ocupaciones y de otras que pudieran surgir.
                                         La actual medicina con sus adelantos, descubrimientos y nuevos tratamien-
                                         tos ha alargado considerablemente la vida humana en condiciones bastante
                                         favorables de salud. Lo que permite a la persona que ha pasado de los sesenta
                                         y cinco e, incluso, de los setenta años, hallarse mental y físicamente en unas
                                         circunstancias muy propicias para realizar, dentro de la prudencia, un amplio
                                         abanico de muy diversas actividades, tales como estudiar carreras universita-
                                         rias, que antes no pudo hacer; dar clases; ejecutar toda clase de prácticas ar-
                                         tísticas y deportivas (estas últimas con la debida consideración); vivir amplia-

       Ángel Las Navas Pagán             mente el ideal del turismo, que es uno de los mayores alicientes que existen;
                                         disfrutar de animada vida social y familiar que antes carecían de tiempo para
                                         ello; poder dedicarse con tranquilidad a la lectura, que es una de las mejores
                                         distracciones y fuentes de saber; participar en entretenidas tertulias familiares,
                                         de amigos y literarias; hacer trabajos de afición personal en casa; asistir a es-
                                         pectáculos deportivos y públicos; visitar museos y exposiciones...

                                         Con ser estas citadas actividades muy significativas para el mayor en su nue-
                                         va situación de jubilado, se ha descubierto para este (hombre o mujer) una
                                         relevante tarea de gran importancia social: la del voluntariado, que viene
                                         a llenar muchos e importantes huecos en la sociedad de hoy a nivel inter-
                                         nacional. En efecto, el mayor (aparte de su formación cultural, científica y
                                         técnica) es un millonario de experiencia, sabiduría, conocimientos de to-
                                         das clases; aprecia los acontecimientos y encrucijadas que, continuamente,
                                         están sucediendo en el mundo con serenidad y objetividad de juicio, dan-
                                         do ideas clave para solucionar los graves problemas que, por todas partes,
                                         acosan a las poblaciones de los diversos países de la Tierra. O sea, que los
                                         mayores pueden ser excelentes consejeros de los políticos de cualquier lati-
                                         tud, así como de los grandes directivos de empresa del mundo económico-
                                         financiero, si tienen experiencia en este campo; como, asimismo, de todos
                                         los proyectos y realizaciones de importantes entidades de carácter social,
                                         educativo y cultural. Pensemos en el elevado número de personas muy pre-
                                         paradas que pasan todos los años a la jubilación.

                                         La edad de oro bien aprovechada puede ser utilísima en el mundo de hoy,
                                         pues reúne todas las cualidades para que sus miembros puedan ser magní-
                                         ficos benefactores de la humanidad. Ahí están una multitud de voluntarios
                                         de esta edad que, encuadrados en muy diversas y numerosas ONG, prestan
                                         en muchos países importantes servicios de asistencia, colaboración, ayuda y
                                         socorro a los necesitados por distintos motivos, junto con los voluntarios de
                                         Cruz Roja y los de asociaciones de la Iglesia católica como Cáritas. También
                                         desempeñan trabajos como guías en los muy variados museos de nuestras
                                         ciudades contribuyendo eficazmente a la cultura.

                                         La persona mayor tiene ante sí, con el voluntariado, un espléndido camino
                                         de provechosas actividades, que la hacen rejuvenecer y sentir nuevas ilusio-
                                         nes con hondas satisfacciones y anhelos cumplidos.

       62 Más fijos
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