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CARTAS |
El feliz otoño de la vida
Queridos amigos todos, todos en el mismo plato, pero ellos sí, muchos marcharon
quiero hoy en este día qué más daba, ¡estaba tan bueno!, en busca de otro vivir
felicitaros de veras, que allí no quedaba nada. que ellos creían mejor,
por haber tenido suerte y extendieron sus alas
de llegar a vuestra edad. La familia en nuestro tiempo... y volaron, volaron del pueblo.
aquello sí que era bueno,
Sois como un roble fuerte que hijos también tuvisteis Y plantaron sus raíces
que resistió los azares que os amaron de verdad, en otro pueblo distinto
de lo que fue vuestra vida entonces era otra cosa, de aquel que les vio nacer,
hasta llegar a mayores. el amor, respeto y deber y os dejaron allí,
el de los padres e hijos. tristes y algunos solos,
Sé que tuvisteis en vida pero como erais fuertes y sanos
ilusiones, amores y desengaños, ¡Recordáis? ¡Qué bonito era el campo! resististeis el dolor.
y alguno hasta fuisteis ¡Qué hermosas primaveras!
andadores del camino ¡Qué largos los caminos Otros no, y como Dios nos da la vida,
que nos marcó el Señor, que tanto andabais! Él nos la puede quitar
unos cultivando tierras, ¡Qué lindo el azul del cielo! cuando quiera y como quiera;
otros cuidando ganados, ¡Qué brillantes las estrellas! quizá algún compañero o amigo
quizá alguno enseñando está a tu lado ya.
a conocer las letras a otros También sé que algunas noches
o sacando miel de las colmenas, os sentábais en el porche Queridos amigos todos,
que curaba los catarros, a las tertulias de siempre. felicidades sinceras
y también otros trabajos Qué tiempos más sanos, y que todos tengáis salud, paz y amor
que ahora yo no recuerdo, ya llega la fiesta del pueblo, en el feliz otoño de vuestra vida.
pero sé que lo hicisteis ya vienen los forasteros:
todo con gran amor; hay que arreglar la casa M.ª Encarnación Álvaro Martín
sé que amasteis un día y hacerse nuevos vestidos.
a alguna moza bien guapa
allá en vuestra juventud Ya viene la vendimia
–quizá aquella también y el varear la aceituna, Homenaje a
sintiera el mismo amor, ya se hace carbón de encina
puede que por otro mozo, para encender el brasero. Miliki
aquel que no eras tú– En invierno los pastores
y miraba la luna, ya se llevan las ovejas Cuando he sabido que no estás
qué bonita era a donde puedan pastar se me ha cogido un nudo en el alma:
y cómo brillaba en la noche, y otros muchos trabajos adiós mis horas de tele y te vas,
qué sensación sentíais, que se hacían en cualquier tiempo. ya no encontraré tanto mi calma.
deseos de amor, ¿verdad? Miliki, adiós, payaso bueno,
Ya se junta la familia que me hiciste reír y llorar.
Y vosotras amigas mías, en las fiestas navideñas Ahora dirás cómo están ustedes
vosotras muy especiales, ¡Todos a la misa del Gallo! a nuestro padre Dios y cantar.
algunas ayudando a labrar tierras y a cantar villancicos Llenaste mis tardes de alegría,
y a recoger las cosechas, y a pedir el aguinaldo, tú y tus hermanos junto a mi madre,
a coser ropa a los suyos los niños con el pandero que la encantábais toda su algarabía,
y a lavar la ropa al río con zambomba y carañuelas. llanto, risas, también rió mi padre.
–o quizá en la casa con Os recordaré siempre con emoción,
agua del pozo–. Y aquellas frías nevadas aquella gallina turuleca,
que no dejaban salir. la Susanita y su ratón con tesón,
Y al llegar la noche oscura Entonces sí, entonces... ilusión que nunca se seca.
sin luz en algún lugar, el abuelo y la abuela Aquel auto de papá sin igual,
la familia se juntaba eran allí los reyes, y cómo nos picaba la nariz,
alrededor de la lumbre ellos contaban sus cuentos Dios mío, qué letras sin final
a la hora de cenar. a los hijos de sus hijos, la gracia, la perfección sin desliz.
Qué ricas sopas de ajo, lo que aprendieron de niños. Adiós, Miliki, amigo, adiós.
gachas o caldo, igual daba, Y los hijos ya crecieron
y en algún lugar también y sintieron como antes vosotros, Francisco Pulido (Barcelona)
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