Page 62 - ses280
P. 62

| OPINIÓN

                                                o no conocí a ninguno de mis cuatro abuelos y bien que lo sentí en su
                                            Ymomento, y bien que me acuerdo de ellos, ahora que el abuelo soy yo.
                                            Para conocer a mis abuelos ya sólo me queda la posibilidad de encontrár-
                                            melos en el Cielo donde tendrán los archivos bien organizados.


                                            Yo no he tenido ocasión de que alguno de mis abuelos me tratara ni bien,
                                            ni mal, ni consintiéndome muchas cosas, ni dándome todos los caprichos.


                                            En más de una ocasión, he oído a algún abuelo o, abuela, decir. “Yo ahora
                                            con mi nieto, me estoy vengando de las penurias que pasé de chaval. Le doy
                                            todos los caprichos que me pide. Que lo pase bien mientras sea un niño, ya
                                            tendrá tiempo de mayor de no poder realizar todos sus caprichos. Le perdo-
                                            no todo lo que hace aunque no esté bien. No le regaño por nada”.

           ABUELOS                          A mí, esto me parece una barbaridad, El cariño a un nieto, a un abuelo, a
                                            una madre, a un padre, a un amigo, incluso a un perro o a un gato, si, de
                                            verdad se les quiere, no consiste en no advertirles, de manera oportuna y
                                            mesurada, si hay algo que no hacen bien, o que se puede hacer mejor.

                                            Sobre todo a los niños a los que les queda todo por aprender, hay que recti-
                                            fi carles y mostrarles cómo se hacen correctamente las cosas. Eso sí, no estar
                                            constantemente encima de ellos, pero de la manera más amistosa, enseñar-
                                            les a distinguir lo que está bien y lo que no.

                                            Es bueno que aprendan cuanto antes lo que es un deseo razonable y opor-
                                            tuno, y un capricho fuera de lugar, y no razonable. Así como, cuando  los
          Julio Carabias                    niños muy pequeños  aprenden a decir “no”, se pasan los días negando
                                            todo, cuando van siendo un poco mayorcitos, es conveniente que entien-
                                            dan, que los abuelos, los papás y los mayores que les queremos, les decimos
                                            que no, algunas veces, en su propio benefi cio.

                                            Si se han fi jado cómo escriben a mano los niños ahora, la mayoría de ellos, ponen
                                            unas manos y unos dedos rarísimos cogiendo el lápiz, el bolígrafo o la pluma.


                                            Incluso tienen que mover todo el cuerpo para hacer una simple fi rma. Hay
                                            casos en que les llega a doler la espalda cuando han escrito 8 ó 10 renglones.

                                            Yo no creo que haya que llenar páginas y páginas de caligrafía, como hacía-
                                            mos nosotros en el colegio, pero para escribir con una postura de los dedos,
                                            que no violente la mano,  hay que aprender a hacerlo como para tocar el
                                            piano, la fl auta, el violín, o la guitarra. Vengo observando en la tele que
                                            actualmente hay más zurdos que nunca; se ha puesto bastante de moda.

                                            De todas maneras, parece ser que las últimas tendencias en la educación de
                                            los chavales consisten en no forzarles demasiado a que dejen sus maneras y
                                            gestos espontáneos. Antes. recuerdo, se insistía, hasta violentamente, en que
                                            todos usáramos la mano derecha. Hoy se acepta igualmente ser zurdo que
                                            diestro, pero, en ambos casos, es muy conveniente aprender desde pequeño,
                                            cómo se coge el bolígrafo para escribir, cómo se pone la mano para escribir
                                            en un ordenador, y también , cómo se manejan – lo que es muy importante
                                            – la cuchara, el tenedor y el cuchillo.

                                            Y no debemos tener las personas mayores, problema alguno, en llamar la
                                            atención a los críos, cuando sea necesario, porque ellos lo hacen  e incluso se
                                            ríen de nosotros, cuando nos pillan en algún pequeño renuncio.

          62



                                                                                                          15/06/09   23:33
     062SESENTA.indd   62                                                                                 15/06/09   23:33
     062SESENTA.indd   62
   57   58   59   60   61   62   63   64