Page 66 - ses248
P. 66
066SESENTA 24/03/2006 07:08 Página 1
Opinión
CESAR DE LA LAMA / PERIODISTA Y ESCRITOR
La imaginación, ciso momento, con toda su grandeza y toda
su miseria. Yo tenía que imaginar un pre-
sente deseado, apetecido y reclamado por
fuente de vida mi voluntad; o repudiarlo con firmeza,
según los casos. Porque yo no era solo un
producto de la emulación, sino una fuente
en la vejez inagotable de imaginación y progreso en la
especie en la que me desenvolvía. Primero
fue la imitación de los ruidos hasta articu-
lar las palabras; después, los gestos de
a puesta de Sol, el crepúsculo
amor y odio; los alimentos y el vestido.
rojo y fulgurante que me invi-
Desde que nacemos buscamos lo más atra-
taba a la meditación y la nos-
yente, esté o no a nuestro alcance. Pero a
talgia, no era otra cosa que la
veces cometemos errores, sin darnos cuen-
impureza del polvo en suspen-
ta de que esta emulación empobrece nues-
sión recogido por la atmósfera
tra existencia. Ya no era suficiente para mí
Ldurante el día y que adquiría
la independencia personal, o el haber
ese color rojizo en el ocaso. A la mañana
superado las fórmulas sociales, la tiranía
siguiente desde mi ventana la ciudad me
de la libido, los empeños reivindicativos y
pareció distinta, más limpia y transparen-
los deseos del ególatra o el megalómano
te. Se había producido un fenómeno natu-
para sentirme dichoso. Me empeñaba en
ral como es llover. El aire penetró con
alcanzar cotas más altas de felicidad.
mayor fluidez en mis pulmones. Y con una
Cuando realmente la felicidad radicaba en
respiración más liviana y profunda, mi
las pequeñas satisfacciones que me pro-
mente se despejó. Me di cuenta de que mi
porcionaba la vida cotidiana. Ahora he
apreciación de felicidad o infelicidad tenía
decidido sentirme un poco rousseauniano,
mucho que ver con mi imaginación, mien-
y medir la felicidad por la menor cantidad
tras que sobre el duro asfalto todavía nos
de males que padezco. Para conseguirlo
debatíamos deseosos de emular los éxitos
me he refugiado en la imaginación. El úni-
de los demás como objetivo para alcanzar
co paraíso del que no puedo ser arrojado.
la dicha. Como si la existencia no pudiera
Porque sin imaginación no hay triunfo, ni
ofrecernos otra cosa que imitar a los que
gloria. Y tampoco futuro.
decían sentirse felices, sin analizar a cos-
ta de qué.
Pensé que esta falta de imagina-
ción me impedía avanzar en el futuro y me
limitaba a los arquetipos del pasado. Y mi
vida, ya en la vejez, se movía entre lo que
era y lo que había sido, olvidándome de lo
que podía llegar a ser. Debería afrontar el
futuro con imaginación, aunque el mundo
se mostrara ante mí tal cual era en ese pre-
66 Sesenta y más